Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello
Hay que tener fe en Venecia. Hay un momento y un lugar donde desaparecen los turistas y emerge su espíritu original. Donde toda su esencia surge entre las capas de selfies, kioskos de souvenirs y visitantes temporarios perdidos. Llegar a Venecia para quien se deja seducir por la Serenissima es viajar en el tiempo, entender su idioma y acunarse en la cadencia del agua que golpea sobre las góndolas. Cuando te relajás y dejás que ella invadir por ella, obviás la imagen de postal y te adentrás en su corazón, te enrieda en ella y no te suelta. 

Castello es una de las zonas más animadas de la Venecia real. Allí te sumergís en un barrio auténtico, fuera de lo común, todavía habitado casi en su totalidad por venecianos. Ese es el epicentro que eligió la colección VRetreats para imponer su sello. Fue creada para celebrar la belleza, la cultura y el buen vivir. Combina, un nuevo modelo de hostelería, viviendas con características únicas, en lugares que han hecho historia del turismo de lujo en Italia. Ca’ di Dio es uno de esos proyecto que encarna el espíritu de renacimiento de un antiguo edificio del siglo XII, que vio nueva luz a través del proyecto de remodelación y creación artística de Patricia Urquiola, la célebre arquitecta española que decidió romper con el minimalismo.

Ca’ di Dio fue un antiguo refugio para peregrinos y mujeres en dificultades que, quinientos años después de la intervención de Jacopo Sansovino, hoy se convierte en el escenario de un renacimiento firmado por la arquitecta y diseñadora de interiores de renombre internacional. El hotel, como toda la colección VRetreats, se convierte en un taller de viviendas exclusivas y con un estrecho vínculo con el territorio. Una estructura impregnada de arte y cultura, en continuidad con el espacio circundante gracias a terrazas, claustros y jardines.

El edificio pasó a manos de Alpitour World en 2019 y se realizó una inversión de 25 millones de euros para darle nueva vida y luz. 

Oda a la historia

El proyecto es un canto a la ciudad de Venecia y su pasado, los ambientes y detalles celebran los materiales, los colores y las sugerencias de una ciudad que vive del agua: la paleta es sobria y suave, con gradaciones de luz y transparencias, que Recuerda los reflejos de la laguna. 
Las habitaciones son recatadas y cada elemento de diseño se combina con las líneas preexistentes, realzándolas sin distorsionarlas: el resultado es una unión armoniosa entre el rigor de la estructura inicial y la elegancia de los palacios nobles, las dos almas de Ca’ di Dio, los mismos que recorren Venecia. 

La fuerte sensación de bienvenida se percibe desde la entrada, en el Lobby, que originalmente era la iglesia y uno de los ambientes más representativos de todo el hotel, donde los 14.000 cristales de Murano dan vida una luminaria enlazada que restablece los vínculos entre el pasado y el presente y se torna en protagonista absoluta del techo de doble altura con sus tres velas del precioso candelabro. 

La poética de Ca’ di Dio continúa en la Sala de Lectura, en el bar Alchemia y en los dos restaurantes del hotel, Essentia y Vero, este último abierto también a huéspedes externos.  Cada espacio presenta un refinamiento material caracterizado por tejidos, vidrio, piedra y mármol, trabajados respetando las tradiciones de los artesanos locales. Para completar la narración de lo que parece ser una casa veneciana de íntima hospitalidad, emergen las dos terrazas desde las que se puede admirar toda Venecia y los tres jardines creados a partir de patios y oasis de paz en los que reconectarse con uno mismo y con el ambiente alrededor. 

Ca’ di Dio cuenta con 66 habitaciones, de las cuales 57 son Suites y 9 Deluxe: la mayoría dan a la laguna, con vistas a la isla de San Giorgio y al Río Ca’ di Dio. Cuentan con boiserie textil y marcos de madera, que enmarcan el ambiente. ventanas, como para subrayar la relación entre el interior y el exterior, lámparas diseñadas a medida, sopladas por maestros del arte del vidrio: incluso en las habitaciones, cada detalle encaja delicadamente en el contexto y está reescrito en clave contemporánea. 
“Como diseñadora, siempre trabajo por una poética inclusiva, haciendo del cliente parte activa del proyecto, para dar un carácter único a cada hotel –ha relatado Urquiola en ocasión de la inauguración del lujoso hotel-. La visión con VRetreats coincidió inmediatamente en el resultado final: Venecia tenía que ser el núcleo desde el que todo se originaría. La atención en la elección de los materiales, la importancia del genio son elementos fundamentales para mí. Hemos investigado mucho para realzar la personalidad de Ca’ di Dio, sin distorsionar su pasado, sino reinterpretarlo en clave contemporánea”. 

El proyecto de renovación también puso énfasis en la sostenibilidad, con inversiones para equipar la estructura con sistemas e infraestructuras capaces de limitar el impacto ambiental. Gracias también al uso del agua de la laguna para la climatización, ha sido posible reducir el consumo de energía en un 20%, además de reducir las emisiones de CO2 en aproximadamente 110t cada año. 

Dando un nuevo esplendor a perlas escondidas y casas antiguas en las ciudades más emblemáticas de Bel Paese, el proyecto VRetreats pretende exaltar el valor auténtico de estos lugares, a través de una restauración respetuosa: una reinterpretación innovadora, que no quiere privarlos de sus raíces. El arte de la hospitalidad reside en las personas: es su talento, creatividad y cualidades individuales las que tejen relaciones y vínculos. Un saber hacer reconocido en todo el mundo como sello de la hospitalidad italiana.

Amor al sestiere

El distrito de Castello conserva un lado auténtico y genuino de Venecia. La entrada del Arsenale, a lo largo del Rio dei Giardini, con el submarino Enrico Dandolo de 46 metros de largo, parte del patrimonio del Museo de Historia Naval, y la escultura de 15 metros de alto “Construyendo puentes” de Lorenzo Quinn: seis pares de manos entrelazadas para la Bienal de Arte de 2019, trazando un puente simbólico. 

San Francesco della Vigna, allí cerca, es el viñedo urbano más antiguo de Venecia, donde se puede visitar una de las dos iglesias franciscanas de la isla. Fue diseñado por Jacopo Sansovino y tiene una impresionante fachada de mármol de Andrea Palladio. También tiene tres claustros: dos se utilizan como huerto y viñedo, mientras que en el tercero se recoge el agua de lluvia, que luego se utiliza para riego.

San Giovanni e Paolo es uno de los edificios religiosos más impresionantes de Venecia. Allí vale la pena detenerse en la Libreria Acqua Alta, la más famosa y casi flotante. Para concluir el recorrido un alto en el Palazzo Grimani, una verdadera joya llena de frescos, estucos y dorados: una domus dorada veneciana.

Ca’ di Dio, como Venecia, es el sitio para vivir emociones intensas y el refugio donde disfrutar de la belleza del silencio. Una casa de huéspedes perfecta, con las puertas siempre abiertas para recibir a viajeros de todas partes. Lugares que dejan un recuerdo familiar, similar al del hogar.