Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello
Una creación sublime te transporta a otro tiempo sólo con dejarla ante tus ojos. No te pide otro esfuerzo más que la serena contemplación. Esa imagen que viste tantas veces te invita a pellizcarte para comprobar que es cierto: estás ahí, frente al mismísimo Ponte Vechio, sentado en la vereda o viéndolo desde las vitrinas que se abren desde el interior como ventanas a la eternidad.
Qué audacia imponerse con una gastronomía que te invita masticar frente a tanta admiración. La osadía llega de la mano del bellísimo Portrait Firenze y su emblemático Caffè dell’Oro, un espacio de un lujo sabio. Sin desbordes, sino con experiencia. Esa marca que te queda en el orillo de la memoria como un suspiro cuando vuelve e recuerdo. Antonio Minichiello es el chef que le da su toque a un espacio descontracturado, ligero, amable y memorable. Nació en Nueva Jersey pero creció en Italia, concretamente en Avellino, un pequeño pueblo de Campania.
Aunque era Ingeniero en Informática, su padre siempre tuvo una fuerte pasión por el campo, por lo que creció con un profundo amor por la naturaleza y todos los productos que puede dar.
“Todo lo que te puedas imaginar, mi familia lo tenía en la temporada adecuada -relata en exclusiva-, desde castañas hasta berenjenas, desde avellanas hasta tomates, todas las hierbas frescas, verduras y frutas. También criábamos gallinas y conejos, y elaborábamos nuestro propio vino, aglianico y falanghina, y también producíamos aceite de oliva virgen extra. Era el paraíso en la tierra. Por supuesto, implicaba mucho trabajo duro, dedicación y sacrificio, así que solía pasar todos los veranos, sábados y domingos, ayudando a mi familia en la granja”.
Transitó una infancia bastante normal para aquella época, se divertía en la calle jugando al fútbol cuando podía. “Mi madre era muy dulce y permisiva -recuerda-, mientras que mi padre era muy anticuado, por lo tanto estricto y exigente con todos nosotros” (tiene dos hermanas). De aquella época le quedan el amor por el pan y la pizza.
Al principio no apreciaba tanto esta vida porque no entendía el valor real que tenía en sus manos, “al final solo era un niño al que tampoco le gustaba tanto la escuela”, dice con un poco de humor.
Probablemente para darle una lección, su padre le encontró un primer trabajo durante un verano en el restaurante de su tío: “yo tenía sólo 13 años en ese momento -continúa-. Este fue el comienzo de un amor. No sé por qué, pero había algo en ese mundo que me fascinaba mucho: trasnochar, la adrenalina en la cocina y la tensión durante el servicio. Así que, después de ese verano, decidí que ese era mi camino”.
¿Cómo comías en casa cuando eras niño?
En casa comíamos de todo, todo lo que estaba de temporada y que procedía de nuestra huerta y ganadería.
¿Qué ingredientes odiabas en ese momento?
El hígado y en general todas las entrañas de nuestros animales.
¿Cómo influyen tus diferentes experiencias de vida en tu cocina?
Son las personas que he conocido durante mis experiencias las que lo hacen, su herencia, los ingredientes de su tierra y mi desafío es poder fusionarlos con la cocina y la tradición italiana.
¿Qué retos plantea un restaurante abierto al público y a los viajeros de un hotel en Florencia?
Las diferentes necesidades y solicitudes de nuestros clientes, y en particular hoy en día las diversas restricciones alimentarias y dietas, que pueden ser de naturaleza tanto médica como de estilo de vida.
¿Cuál es el concepto de cocina del Caffè dell’Oro?
Nuestra cocina se basa en 5 puntos fundamentales que son: ingrediente, sabor, Contaminación, técnica y bienestar.
¿Con qué frecuencia se cambia el menú? 3 veces al año.
¿Puedes identificar el estilo con 10 adjetivos?
Sabroso, innovador, contemporáneo, cautivador, único, particular, refinado, pero a la vez sencillo y genuino.
Fanático de los productos leudados, Antonio, comenzó su aventura en hoteles de 5 estrellas y se involucró con diferentes tipos de cocina y técnicas. Roma, Toscana, Londres, Praga … Todas estas experiencias encontraron un lugar especial en su corazón. A los 25 años se convertió en sous chef en el primer restaurante con estrella Michelin de toda Europa del Este. A los 26 años era el chef más joven del Strip de Las Vegas, una ciudad llena de luces que lo conquistó por 10 años. Allí se casó con Carmen en una ceremonia de película: en un Cadillac rosa en la Little White Chapel. A los pocos años llegó su hija Francesca. “Mi único deseo era trasladar toda la pasión que tenía a los platos, porque si cocinas con amor, la autenticidad se nota”, indica.
Caffè dell’Oro recupera legados y los proyecta hacia una modernidad consistente con la historia. Para el chef es imposible irte sin probar sus tapas y las pastas frescas. “Mi cocina se basa en auténticas tradiciones italianas, desarrolladas de manera creativa para la era moderna -sugiere-. Cada plato combina mi pasión por la temporada con una rica nostalgia y un deleite inesperado”.