Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello
En el corazón de Ciudad del Cabo, bajo el pulso sofisticado de FYN, late un espacio que respira otro aire. Allí, en Ramenhead, los caldos se cocinan durante horas en silencio, las pastas fermentan con paciencia y cada bowl se convierte en un relato de equilibrio. Su motor creativo es Julia du Toit, Executive Chef, quien ha sabido traducir la obsesión japonesa por el ramen en una propuesta auténtica y profundamente conectada con la ciudad.
“Más que un recuerdo aislado, mi infancia está hecha de muchos momentos en torno a la comida. En casa, cada hito se celebraba con platos especiales. Mi padre, sudafricano, solía preparar potjiekos en la playa los fines de semana, mientras que mi madre, alemana, hacía stroganoff con spätzle. Mis tíos y tías sumaban curries de influencia malaya en ocasiones especiales. Así crecí, en un cruce de sabores y culturas”, recuerda Julia con una sonrisa que refleja esa diversidad convertida en herencia.
Su cotidianidad de niña estaba marcada por la disciplina de una mesa equilibrada. “Antes del colegio el desayuno era sagrado: yogur con muesli o cereales. En familia, los guisos, la pasta boloñesa o los asados de domingo con ensaladas, verduras y papas al horno eran rituales. Mi madre siempre cuidó que cada comida estuviera bien balanceada”. Esa base, sencilla y sólida, es la que le permitió abrazar todos los sabores sin prejuicios. “Nunca odié ningún ingrediente en particular, simplemente crecimos con lo básico siempre disponible: huevos, harina, leche, pasta, arroz, tomates enlatados, especias, cebollas, papas, vegetales frescos, pollo y carne picada. Los cortes más nobles, como el steak, quedaban reservados para el fin de semana”.
Su mirada sobre la cocina se fue forjando con cada experiencia. “Todo, grande o pequeño, me inspira. Un mínimo cambio en una receta puede marcar una gran diferencia. Por eso tomo información de todas partes y sigo evolucionando. Probar cosas nuevas y mantenerme abierta a ellas es la única forma de descubrir qué funciona y qué no, a veces incluso en combinaciones inesperadas”.
Un viaje a Japón y un destino en Parliament Street
El destino de Julia estuvo siempre ligado a dos figuras que marcaron su trayectoria: Peter Tempelhoff y Ashley Moss. “Trabajo con ellos desde 2014, cuando entré como Demi-Chef de Partie en The Greenhouse, en Constantia. Más tarde, cuando me invitaron a ser parte del equipo de apertura de FYN, no dudé un segundo. También estuve en la apertura de Beyond. Durante mi tiempo en FYN tuve la oportunidad de viajar a Japón, y allí descubrí que mi conexión con la cocina japonesa iba mucho más allá de una atracción por el umami. Fue un enamoramiento real con la cultura y sus sabores”.
Ese viaje fue decisivo para el rumbo que tomaría después. “Cuando surgió la oportunidad de abrir un nuevo restaurante junto a Peter y Ashley, no lo pensé dos veces. En 2022 nació Ramenhead, y desde entonces he estado al frente de su cocina”.
El menú de Ramenhead es el resultado de aprendizajes compartidos. “Antes de la apertura, Peter y Ashley viajaron a Japón para conocer productores, perfeccionar técnicas de noodles con la máquina Yamato y profundizar en la cultura del ramen. Desde la apertura, yo también he podido volver a Japón para ampliar mi conocimiento. Nuestra carta refleja todas esas vivencias, con un objetivo claro: representar la cultura de la forma más auténtica posible, trabajando siempre con los mejores ingredientes que encontramos en Sudáfrica”.
En la sala conviven turistas curiosos y locales fieles, y las diferencias en el paladar son evidentes. “En Ciudad del Cabo tenemos una enorme diversidad cultural y religiosa. Eso influye directamente en lo que se consume: por ejemplo, muchos de nuestros clientes musulmanes o judíos no comen cerdo, así que el pollo se convierte en un favorito. En cambio, los turistas suelen mostrarse más aventureros y se animan a probar sabores más ‘exóticos’, como el miso o el tonkotsu”.
El gran reto de Julia fue darle identidad al restaurante en un contexto donde el ramen no estaba del todo comprendido. “Sabíamos que iba a ser un desafío traer un concepto conocido pero poco entendido a Ciudad del Cabo. La clave fue tener una idea clara y mantenernos fieles a ella”. Ese gesto de coherencia es lo que hoy distingue a Ramenhead: no es una imitación, sino un homenaje consciente y respetuoso a la tradición japonesa.
Julia du Toit logró transformar una esquina discreta de Parliament Street en un pedazo de Japón. Su cocina late con la paciencia de los caldos que burbujean durante la noche y con la frescura de un paladar abierto al mundo. En cada bowl se cruzan su infancia entre potjiekos y spätzle, el rigor aprendido en cocinas sudafricanas y la devoción adquirida en Tokio. El resultado es un ramen que no se come: se vive.
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