Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello
Una joya escondida en un callejón en el corazón de Marolles. El barrio de Bruselas que alberga modernos clubes de música tecno, pubs y tiendas que venden moda independiente, discos y antigüedades. Alrededor de la céntrica Place du Jeu de Balle, sede de un mercado de pulgas diario, hay modernas galerías que exhiben obras de artistas internacionales y belgas. Cubierto por una cúpula dorada, el Palacio de Justicia de estilo neoclásico se alza sobre el barrio. Te vas a sentir inmediatamente bien en un ambiente íntimo, donde podrás disfrutar de un delicioso momento de gastronomía contemporánea.
Según dicen en Bruselas, “Dios manda la carne y el diablo los cocineros”. Esa puede ser la frase que marca el tono de La Bonne Chère, donde el capricho no es pecado mortal. Cocina gourmet “bistronómica”, según la expresión habitual, y muy bien servida. La carta evoluciona en función de los hallazgos del mercado y también del humor de Alexandru Sapco, el maestro del restaurante, que fue nombrado Joven Chef del Año 2023 por la prestigiosa guía Gault&Millau.
A Alexandru le gustan los sabores plenos y puros, donde el producto es lo primero. Productos de temporada de primera calidad, sin concesiones. Presentaciones de los platos elegantes y con los mismos productos siempre frescos, muy cuidados y sabrosos. Combina skrei con chucrut y velouté de patatas ratte. Fresco y lleno de carácter. La jugosa ternera viene con chirivías y bebederos. Una vez más rico en contrastes, pleno y al mismo tiempo fresco en sabor. Además, prepara una tarta de queso ligeramente diferente a la habitual, ya que está hecha a base de queso de cabra y Hervé. Delicioso. Otro elogio por los buenos consejos sobre vinos y el servicio que piensa junto con el huésped y está siempre de buen humor.
“Llegué a Bélgica procedente de Moldavia en 2011 -relata en exclusiva-. Empecé como lavaplatos en un restaurante, cuando era estudiante. Un día, un ayudante de cocina dejó su trabajo y el jefe me ofreció llevarme a ese puesto. Así es como sostuve un cuchillo por primera vez. Me enamoré de esta profesión, hasta el punto de decidir dejar mis estudios para dedicarme de lleno a ella”.
-¿Cómo surgió la idea de tu restaurante?
-La Bonne Chère nació de mi necesidad de tener más libertad en la cocina. Aprecio especialmente los sabores intensos y auténticos, donde el producto está en el centro de todo. Sólo trabajo con productos de temporada y de primera calidad, sin compromiso. Los platos son elegantes, cuidados y sabrosos, pero sin florituras.
-¿De qué modo te inspiraste para dar vida al menú?
-Me dejé guiar por mis productores, con quienes estoy muy orgulloso de colaborar. Dependiendo de su disponibilidad, el menú cambia aproximadamente cada mes.
-¿Qué te gusta comer?
-Personalmente, me encanta comer despojos como riñones de mostaza, sesos o mollejas.
-¿Qué no debo perderme cuando voy a comer a La Bonne Chère?
-Definitivamente no debes perderte nuestra versión de cheesecake, una de nuestras firmas, entre otras. El ambiente de nuestro restaurante, así como su entorno, añaden un toque cálido a la experiencia.
En el restaurante dan la bienvenida a una amplia variedad de clientes, de todas las edades y orígenes. Lo que los une es su curiosidad y su deseo de descubrir nuevas asociaciones gustativas y probar nuevos sabores. “La cocina bruselense es un verdadero patrimonio. Está en constante evolución conservando parte de su historia y estoy orgulloso de contribuir a ello·, concluye.