Por Dr. Jorge Dávila, Cirujano plástico, MP 115600 @drdavilamd
En ocasiones no nos encontramos a gusto con la forma de nuestra nariz , un dorso nasal elevado, una punta caída o secuelas de algún traumatismo o cirugía mal resuelta . Para su resolución existen diferentes opciones disponibles en nuestro país: la llamada Rinoplastia quirúrgica (cirugía) o la Rinoplastia no quirúrgica con fillers o más conocida como rinomodelación.
Ambos son procedimientos médicos que exigen extremo conocimiento de la anatomía facial además de destreza y criterio estético para obtener los mejores resultados logrando el diagnóstico adecuado para decidir cuál procedimiento es el indicado.
La rinomodelación es una excelente opción para quien no quiere una cirugía. Consiste en el modelado Nasal con ácido hialurónico de alta densidad con la intención de mejorar sobre todo el perfil y proyección nasal obteniendo así una nariz armoniosa y natural .
Este procedimiento a diferencia de la cirugía no es definitivo, se trata de un “camuflaje “ de la nariz original ya que no modifica las estructuras nasales sino que por medio de la colocación de un filler en mínimas cantidades y en lugares estratégicos genera los cambios buscados. Es ambulatorio, no requiere estancia hospitalaria y se puede regresar rápidamente a las actividades cotidianas. Se realiza con anestesia local, tópica (crema ) o sin ella .
Se puede realizar tanto en narices primarias (aquellas que no han recibido tratamiento alguno) o secundarias (aquellas que traen consigo una secuela quirúrgica o traumática).
Con respecto a la rinoplastia, es un procedimiento quirúrgico , debe ser realizado por un especialista en cirugía plástica avalado por las entidades que lo certifican como tal (@scpba). Se realiza en quirófano de un hospital o una clínica que debe cumplir con ciertos estándares imprescindibles para que tu procedimiento sea seguro.
Se realiza en la mayoría de los casos con anestesia general y requiere de una estancia hospitalaria postquirúrgica que puede ser de unas horas a un día en función de la recuperación del paciente luego del procedimiento .
Vas a escuchar o leer que existen una serie de variantes como rinoplastia primaria , secundaria, rinoseptumplastia, rinoplastia estructural, rinoplastia de preservación, rinoplastia híbrida, rinoplastia ultrasónica etc. No son más que diferentes estrategias quirúrgicas ( que el cirujano elegirá según necesidad en virtud del caso a resolver o en ocasiones de acuerdo a la técnica con la cual encuentre en su experiencia mejores resultados) que tienen como finalidad el mismo objetivo: modificar la estructura nasal tanto en el dorso como en la punta nasal , tratando en ocasiones el septum – la estructura medial en la nariz- la que separa ambas fosas nasales.
Muchas veces esta estructura se encuentra afectada de forma constitucional (desde el nacimiento) o producto de un traumatismo el cual altera lógicamente también la forma de la pirámide nasal. En estos casos es necesario tratar esta estructura para poder enderezar la nariz pero fundamentalmente para resolver trastornos funcionales como lo es la correcta ventilación nasal.No obstante este septum , cuando cumple las condiciones estructurales deseadas (completo y sin desviaciones ) lo retiramos de su sitio, lo preparamos y lo utilizamos como injerto libre para darle proyección a la punta nasal obteniendo así una nariz con una punta bien definida. Esto último es la conducta actual en rinoplastia primaria de avanzada .
Para su abordaje, la rinoplastia puede ser abierta ( se levanta la piel que cubre a la nariz para trabajar la estructura nasal ) o cerrada ( mediante abordaje desde las fosas nasales )
Esta, al igual que la rinomodelación puede ser primaria o secundaria. La primera es la que se realiza en una nariz “ virgen” sin golpes ni cirugía previa fundamentalmente con fines estéticos . La secundaria es la que realizamos en narices con trauma previo, cirugías nasales previas y requieren de estrategias tales como la utilización de cartílagos costales para brindar a la nariz la estructura necesaria para lograr una correcta estabilidad.
Una vez finalizada la cirugía , se coloca una férula en el dorso nasal y un encintado con el fin de inmovilizar y disminuir el edema post quirúrgico respectivamente . La férula se retira en torno a los 7 días y el encintado se recomienda por un mes todo el día y luego según evolución solo por la noche.
La reincorporación a las actividades habituales y actividad deportiva liviana se estima en torno a los 15 días y se sugiere a partir de un mes para la práctica de actividad deportiva intensa o de alto rendimiento .