Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello
Te espera una sorpresa estética, una armónica puesta en escena, una comida sabrosa con una vuelta de tuerca novedosa, una atención esmerada con simpatía y espíritu descontracturado, con alguno de los dueños dando vueltas y colaborando en la mesa si es preciso con una sagacidad perfecta para preguntarte cómo va la experiencia. Te vas nutrido en muchos sentidos: con lo que ves, lo que gustás y con la caricia linda de comer rico.
En el corazón de Belgrano se encuentran una joya gastronómica donde los sabores se entrelazan con la historia del barrio. Los dueños, apasionados de la cocina y auténticos conocedores del paladar belgranense, idearon una de las mejores alternativas para salir a comer en esas tradicionales cuadras donde escasean las brasas y no abundan las opciones, y crearon una propuesta honesta y que interpreta las sutilezas del gusto porteño y, en particular, de esa zona de Buenos Aires.
Así, idearon Casa Cuba Parrilla y se lanzaron a una misión única: recuperar la identidad gastronómica del barrio con un restaurante que se jacta de ser una referencia de los sabores predilectos de sus vecinos. Sus dueños, gastronómicos de la zona de toda la vida, le imprimieron una personalidad amigable y carismática a este espacio para lograr conquistar a los comensales con una identidad propia. Su habilidad para fusionar la tradición gastronómica con toques de innovación convierte a este sitio, en Cuba 1877 (y Sucre), en un referente.
El comensal típico de Belgrano es un amante de la buena mesa, clásica, y la conversación animada. De alguna manera, podría describirse como un “porteño tradicional”, alguien que valora la elegancia simple, la cocina a las brasas, el buen vino y la compañía de amigos en cenas interminables en un ambiente cálido. Y esto es precisamente lo que consiguen en Casa Cuba Parrilla. “Conocemos el paladar de Belgrano a la perfección, porque trabajamos sirviendo comida en estas manzanas hace más de 30 años. La clave es estar en cada detalle porque el cliente es muy exigente y quiere sentirse parte del lugar. La parrilla es toda con cortes premium y nos dedicamos a una cocina honesta. Queremos que se sientan como en su casa”, grafica Pedro Garcia, uno de los dueños que junto con Nicolas Ferreri y Esteban Blanco iniciaron este emprendimiento luego de haber trabajado durante años en contacto con la gente de Belgrano en el tradicional restaurante La Casa de Adann, que cerró durante la pandemia. En la búsqueda del plato emblema de Belgrano, nos encontramos primero con las clásicas carnes de calidad. Aunque en Casa Cuba Parrilla le agregan un touch distintivo, la carne representa la esencia misma de la tradición porteña y sus raíces se remontan a la historia del barrio. El asado encapsula la pasión por la tierra, la carne de calidad y la herencia de las casas quinta, que marcaban el paisaje en los albores del siglo XX. Lo mismo sucede con los vegetales de calidad y la pasión por la cocción en las brasas. Es así como en Casa Cuba Parrilla puede encontrarse el mejor ojo de bife, vacío, entraña, asado banderita del barrio, acompañado de un exquisito grill de vegetales, ensaladas y papas fritas. También hay algunas variantes como el ojo de bife napolitano con tomate en rodajas, mozzarella, jamón cocido y orégano, la pamplona de pollo Rellena de muzzarella, panceta, verdeo y morrón asado, una pechuga o muslo deshuesado y el rey del menú: “centro de ojo” envuelto en panceta.
El asado, con sus raíces en las parrillas al aire libre de esas antiguas quintas, se ha convertido en el plato predilecto que evoca la nostalgia de aquellos días. De ahí que la tradición que pasó de generación en generación ponga especial énfasis en el compromiso por los ingredientes frescos y de calidad. Pedro García y su equipo tienen una predilección especial por los vegetales seleccionados y las carnes de primera categoría no solo resalta su amor por la cocina, sino también su conexión con la tierra y la tradición argentina.
En Casa Cuba y Casa Cuba Parrilla logran capturar la esencia de Belgrano en cada bocado. Su maestría culinaria no solo nos deleita con sabores exquisitos, sino que nos invita a viajar en el tiempo, conectando el presente con la rica historia del barrio. En su restaurante, cada plato es una obra maestra que resuena con la identidad y la pasión de Belgrano.