En el contexto contemporáneo de la transformación organizacional, surge la imperiosa necesidad de una profunda reconfiguración en el ámbito del sistema educativo. En calidad de consultora empresarial, hago énfasis en la urgencia de llevar a cabo una transformación integral en este sistema, el cual ha evidenciado una falta de adaptación sustancial, especialmente en la educación básica y tradicional, extendiéndose esta problemática..
En la actualidad, para inducir cambios de alto impacto y sostenibles en nuestras sociedades, es imperativo que el sistema educativo evolucione ya que debe ser el único sistema que involución, quedando obsoleto, necesitamos cambios significativos a nivel curricular para que tanto niños, adolescentes como adultos están emocionalmente preparados para enfrentar los desafíos de la vida. Este requerimiento implica una reestructuración completa del sistema educativo, incluyendo la revisión del perfil del personal docente, quienes deben poseer competencias y habilidades acordes con las demandas contemporáneas, contenido real aplicable, que la comunicación NO verbal sea parte de la educación tradicional, y la inteligencia emocional puedan encontrarse, en los programas educativos. Este proceso de cambio no puede ser selectivo, debe ser una transformación generalizada para llevar este cambio e impacto a nuestra sociedad.
Desde una perspectiva científica, respaldada por el análisis de Alonso Puig, se identifican nueve tipos de inteligencia, destacando tres fundamentales para una comunicación efectiva con diversos públicos. Este conocimiento debe integrarse de manera común en todas las instituciones educativas, siendo dominio compartido por profesores, instructores y cualquier individuo vinculado al ámbito educativo.
Adicionalmente, sostengo la necesidad de una evaluación integral de los alumnos, trascendiendo la tradicional calificación numérica del 1 al 10, para abordar aspectos éticos, valores y habilidades transversales. Las demandas actuales de la sociedad van más allá de las métricas académicas, requiriendo una evaluación que contemple responsabilidad, aptitud y actitud laboral, fundamentales en el entorno laboral contemporáneo.
La educación debe ampliarse para abordar no solo áreas de conocimiento específicas, sino también para potenciar valores, actitudes y aptitudes. Se debe enfatizar la comunicación efectiva y trascender la evaluación simplista de buenos o malos estudiantes. Los criterios de evaluación deben contribuir a la construcción de la sociedad, reconociendo que la educación actual adolece de falta de adaptación a los requerimientos globales.
En última instancia, es crucial reflexionar sobre el papel colectivo en la construcción y transformación de la sociedad. No debemos perder de vista que somos parte integral de la sociedad y que, colaborativamente, construimos y transformamos realidades.
Por Alejanndra Pujo Ceo de https://emocionenmovimiento.net/