El placer de un ritual que se renueva en cada bocado

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By Flavia Tomaello

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello
En sus orígenes, el sushi fue apenas un secreto de los pescadores. Un modo de conservar el pescado en arroz fermentado, sin sospechar que aquel recurso humilde se transformaría en uno de los legados culinarios más refinados de la historia. Japón lo convirtió en ceremonia, lo vistió de precisión, le otorgó la delicadeza de lo esencial y lo transformó en símbolo de una cultura que encuentra belleza en la simplicidad.

Siglos después, ese ritual de sabores viajó hasta Buenos Aires para reinventarse. Desde 2001, SushiClub logró darle al sushi un nuevo escenario y lo convirtió en sinónimo de sofisticación. Pionero en el país y con más de 40 locales, la marca supo entender que el sushi no es solo un plato: es un modo de vivir el placer. En sus espacios, las luces bajas, las velas, las mesas de madera y los detalles decorativos invitan a una intimidad que multiplica el disfrute. Comer aquí es un acto de pausa, de complicidad y de celebración.

La propuesta gastronómica está diseñada como un recorrido de experiencias. El Placer Real, sin arroz, relleno de palta, palmito y queso crema, envuelto en tamago y salmón, con un baño de maracuyá y crocante de batata, se erige como insignia de la casa. A su lado, el Buenos Aires Roll se volvió clásico: salmón, langostinos, palta y queso, envueltos en salmón y sésamo, uniendo tradición nipona y espíritu local.

El menú como un viaje de contrastes

SushiClub no se detiene en sus rolls. Ofrece una cocina que se atreve a mezclar influencias y técnicas. Las entradas son un festín de creatividad: las Causitas Mar Adentro, con pulpo glaseado, papa al ají amarillo, leche de tigre y palta, cruzan la frescura limeña con la sutileza japonesa; mientras que los Toshi Shrimps Rolls, rellenos de langostinos y queso, recubiertos con pescado blanco y chutney de mango, son una declaración de innovación.

Entre los principales, el Salmón Teriyaki confirma que la simpleza bien ejecutada es siempre un acierto, y el Wok de mero y camarones, con vegetales en crema de ostras, revela el costado más audaz de la carta. Para quienes buscan frescura, las ensaladas poke concentran el espíritu del sushi en un bowl vital y nutritivo.

El desenlace no se queda atrás. La Degustación de chocolates invita a un juego compartido en cuatro pasos, mientras que la Pasión de chocolate, volcán con corazón de maracuyá y helado de mascarpone, se instala como un final memorable.

La coctelería, pensada como complemento indispensable, ofrece creaciones como el Richard, con vodka de mango, maracuyá y frutos rojos, y el Irish Long Drink, con whiskey irlandés, manzana verde y jengibre. A estos se suman vinos, espumantes, cervezas y una selección de tés y cafés que completan la experiencia.

El servicio take away y los locales Deli&Take permiten trasladar ese universo a la intimidad del hogar. Las presentaciones mantienen el mismo cuidado estético, transformando una comida cotidiana en un ritual especial. Además, la marca acompaña con propuestas culturales: noches de jazz, sets de DJ y degustaciones temáticas, que expanden el placer más allá de la mesa.

SushiClub es más que un restaurante: es un ícono que supo captar la esencia del sushi y reinventarla para Buenos Aires. Con su mirada atenta a los detalles, su respeto por la tradición y su audacia en la innovación, se consolidó como referente indiscutido. Lo que alguna vez fue un simple método de conservación hoy se ofrece en piezas pequeñas que encierran un universo de sofisticación. SushiClub recuerda, en cada bocado, que el verdadero placer está en detener el tiempo y entregarse a la experiencia.


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