Río de Janeiro es la segunda ciudad más poblada de Brasil (después de São Paulo), pero definitivamente la más visitada por turistas internacionales. Es principalmente conocida por sus playas, bailes típicos, y carnaval, pero sobre todo el ambiente animado y su gente. Esta ciudad fue la capital de Brasil de 1822 hasta 1960 cuando se fundó Brasilia, la actual capital.
El estereotipo de esta ciudad brasileña muestra principalmente playas, samba, y fútbol, con montañas redondeadas y una estatua de Jesucristo de fondo. Aunque en este caso puede coincidir esta visión con la realidad, hay mucha más variedad de actividades y lugares para visitar.
Las mejores zonas para hospedarse
El alojamiento en Rio de Janeiro es muy variado y se puede encontrar de todos los costos y lujos. Copacabana e Ipanema son de las mejores zonas para hospedarse y sobre todo las más populares. Se encuentran lado a lado, por lo que sin importar en cuál se encuentre el alojamiento, se recomienda visitar y recorrer ambas. Ipanema tiene un ambiente más juvenil, una vida nocturna muy entretenida, paseos en bicicleta con los mejores atardeceres. En Copacabana se encuentra una variedad de teatros, cines, y museos que la convierten en un área más cultural.
No se puede dejar de lado los hoteles en Rio de Janeiro en Leblon como opción con resorts lujosos que aprovechar los atardeceres. En esta zona hay gran cantidad de espacios verdes para disfrutar, además de lugares para hacer compras. Es una zona que en general resulta más lujosa, pero ideal para tener esa escapada en familia.
Centro Histórico, contraste colonial y moderno
Siendo que Rio de Janeiro fue la capital de Brasil durante 138 años, el Centro histórico presenta un contraste arquitectónico entre lo colonial y moderno que resulta muy importante para la variedad cultural de la ciudad. Una de las construcciones coloniales más importantes es el Palacio Imperial, que en algún momento se usó como residencia de los gobernadores. Hoy en día es un centro cultural en donde se realizan exposiciones artísticas.
El Palacio imperial se encuentra en la Plaza XV de Noviembre, que es la parte más antigua del centro. Muy cerca se encuentra el Museo Nacional de Bellas Artes y la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, la cual sirvió como catedral de la ciudad hasta la construcción de la Catedral Metropolitana, dedicada a San Sebastián, santo patrono de Rio de Janeiro. Cuenta con una forma peculiar de pirámide y se encuentra en la zona financiera de la ciudad, rodeada de edificios modernos, por lo que es distinguible desde cualquier ángulo y edificio.
No se puede terminar la visita al centro histórico sin subir la Escalera de Selarón. El artista chileno Jorge Selarón quiso hacer un homenaje a la ciudad, ya que vivió en ella durante muchos años después de haber viajado por el mundo. Selarón fue llenando la escalera con azulejos, y poco a poco visitantes de todo el mundo le llevaron propios de sus tierras para completar el mosaico con azulejos de todo el mundo.
A las alturas de Rio
Rio de Janeiro está rodeado de montañas, pero hay dos que no se pueden dejar de visitar. Pan de Azúcar es un monolito de granito casi sin vegetación, que es posible ver de casi toda la ciudad, lo cual hace que llame la atención. Vale la pena subir por su vista privilegiada de la ciudad.
Por otro lado, subir al Cristo Redentor (también llamado Cristo del Corcovado) es otra de las actividades imperdibles. Es una de las estatuas de Jesucristo más alta del mundo (más de 30 metros), ubicada en lo alto del cerro Corcovado.