Si hay una ciudad que se ofrece al visitante de manera descarnada, sin apariencias, esa es Río de Janeiro, donde los contrastes humanos y naturales la muestran a corazón abierto, sin fisuras, con una belleza que lastima los ojos -en el mejor de los sentidos-, con una población afable que se adueña de sus espacios, tanto en las playas, en los barrios, en los morros, donde gente de todas las clases sociales se igualan en ese espacio común, hasta converger en una compacta unidad una vez al año en la fiesta popular más grande del planeta: el carnaval.
Para comenzar a conocer esa simbiosis entre el carioca y su ciudad, basta con salir bien temprano y caminar ida y vuelta por la costanera de alguna de sus playas más famosas, como Copacabana e Ipanema. Ya desde horas inusuales para cualquier mortal de otras latitudes, las bicisendas que se extienden por kilómetros y kilómetros a lo largo del litoral carioca lucen plenas de gente en bicicletas, monopatines eléctricos, patines, o simplemente haciendo footing, junto a los caminantes que circulan por las delineadas ondas hechas de piedra portuguesa que dibujan la pasarela costera.
Mientras, en las playas, estimulantes partidos de voley en la arena, clases de gimnasia, surfistas en el agua, kayaks, o acaso nadadores ocasionales, parecen dispuestos a homenajear la salida del sol que comienza a iluminar con inmediata calidez la bravura de las aguas atlánticas.
El Hotel Fairmont Rio Copacabana https://fairmontrio.com/ donde nos alojamos, en un lugar ideal por su ubicación -casi en la “frontera” entre Copacabana e Ipanema-, ofrece espectaculares vistas de la playa, con el Pan de Azúcar y el mar haciendo una escenografía única que se disfruta mientras se desayuna en su rooftop en el sexto piso, que también aloja una inmensa piscina.
Rio es una ciudad pujante, plena de rincones de encanto, y además su corazón late durante los 365 días del año preparándose para el mayor acontecimiento mundial, su inigualable carnaval. Para averiguar un poco más como es esa preparación, con algunos secretos que se mantienen bajo siete llaves, el grupo de periodistas chilenos y argentinos invitados por el Embratur https://embratur.com.br/ se dirigió a conocer “Cidade do Samba” @cidadedosamba, un área de 92.000 metros cuadrados enclavada entre los muelles, donde se encuentran los almacenes de producción de carrozas y los talleres de las famosas Scolas do Samba de Río de Janeiro.
Cada uno de los 14 edificios que componen el conjunto es ocupado por una de las escuelas. Ingresar a esa fábrica de fantasías es una experiencia que abraza los sentidos. En el lugar se puede apreciar el trabajo monumental que significa la construcción de las carrozas, la elaboración de los coloridos disfraces y máscaras, recorrer la exposición de los magníficos trajes, conocer la historia del carnaval de Rio, ver y escuchar sambar a experimentados bailarines, y terminar personalizado como un integrante del carnaval con lujosos trajes que son puestos a los invitados.
Para continuar con el ritmo, un lugar imperdible para visitar es Rio Scenarium https://www.rioscenarium.com.br/, ubicado en avenido do Lavradio 20, en pleno centro de la ciudad. Se trata de un ecléctico lugar de tres pisos en los que se distribuyen 7 ambientes decorados con mobiliario y objetos antiguos, y donde se puede disfrutar de shows en vivo y música tradicional brasilera. el lugar fue elegido como uno de los 10 mejores lugares del mundo por el diario británico The Guardian, y el primero de Rio de Janeiro por Big 7 Travel.
La noche se alarga y el hora del descanso, aunque en Rio de Janeiro hablar de descansar es casi un pecado mortal. Entonces, que mejor que ir a probar las delicias culinarias que ofrece el restaurante Lilia @lilia.restaurante , una de las joyas gastronómicas del barrio de Lapa. Una larga escalera asciende a un sitio de paredes de ladrillo y paneles de hierro corrugado que sorprenden al visitante. Reconocido por la Guía Michelin, Lilia es un imperdible de este barrio histórico, una especie de San Telmo brasilero.
Los largos días en Rio de Janeiro nos deparan más sorpresas, algunas muy conocidas para los turistas como el Pan de Azúcar y el Corcovado. Como dicen en las series, esta historia continuará.