El 11 de abril se celebró el Día Mundial del Parkinson, una patología que, en la actualidad, es la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente en el mundo. El riesgo de presentarla aumenta en personas mayores de 60 años y se estima que, el 1% de los individuos de más de esa edad, tienen alguna forma de dicha enfermedad. Sin embargo, el Parkinson no es exclusivo de las personas mayores, ya que también puede presentarse en pacientes jóvenes.
Existen tantas manifestaciones de la enfermedad como personas, porque se presenta de forma diferente en cada individuo, tanto en la sintomatología como en la evolución o respuesta a los tratamientos y a las terapias rehabilitadoras, lo que hace necesaria una atención personalizada.
El Dr. Juan Pablo Casasco, jefe de Unidad Neurocirugía Funcional de la Clínica Santa Isabel, señala que el Parkinson es una patología frecuentemente subdiagnosticada, debido a la ausencia de una prueba específica para su detección temprana. “Muchos pacientes pueden estar conviviendo con la enfermedad sin un diagnóstico formal, lo que dificulta su acceso a tratamientos oportunos y adecuados”, indica.
A su vez, remarca que los síntomas iniciales no tienen que ver con los síntomas típicos motores, que el común denominador de la población conoce, como el temblor o la inexpresión facial, sino que, al comienzo de la enfermedad, se dan cuadros gastrointestinales (constipación, diarrea, distensión), trastornos en el sueño y en el ánimo, entre otros.
En este sentido, la Dra. Silvia Berner, a cargo del Servicio de Neurocirugía de la Clínica Santa Isabel, subraya que: “La consulta con un profesional es fundamental para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento efectivo”. De esta manera, resalta la importancia de la prevención y concientización, para la detección temprana de esta enfermedad, que va a permitir que la calidad de vida de los pacientes mejore.
Otro aspecto crucial en el tratamiento del Parkinson es la identificación de aquellos pacientes que han desarrollado resistencia a la terapia farmacológica, que es el primer tratamiento que se indica en el comienzo de esta enfermedad. Según el Dr. Casasco, “Estos pacientes se vuelven refractarios a la medicación y comienzan a experimentar síntomas adversos de la enfermedad. En esos casos es esencial que los médicos tratantes puedan derivar a estos pacientes a equipos especializados, para evaluar si son candidatos a un procedimiento neuroquirúrgico”.
La Clínica Santa Isabel cuenta con una unidad especializada en trastornos del movimiento perteneciente al servicio de neurocirugía, una de las pocas disponibles en el país, que se especializa en la neurocirugía funcional, una subespecialidad de la neurocirugía, que se aboca a intervenir a través de cirugía la función alterada del sistema nervioso central o periférico. Para lograr este objetivo utiliza los paradigmas propios de la conducción nerviosa a fin de lograr contrarrestar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno cercano.
Cabe resaltar que, aunque solo 1 de cada 10 pacientes con Parkinson son candidatos a este tipo de tratamientos, los médicos explican que en Argentina esto representa a miles de personas. “Si bien estamos hablando de un porcentaje pequeño, dada la prevalencia de la enfermedad, se trata de un gran número de pacientes que son potenciales candidatos a un procedimiento que puede mejorar sustancialmente su calidad de vida”, concluyó el especialista.
A pesar de que aún no existe una cura para el Parkinson, los avances en los tratamientos, especialmente los neuroquirúrgicos, han demostrado cambios notorios en el bienestar de los pacientes. Estas mejoras son un paso significativo en la lucha contra esta enfermedad y refuerzan la importancia de continuar con la investigación y el desarrollo de nuevas terapias.