Mitos y realidades de la cirugía bariátrica

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By Vanesa Miguel

En Argentina, el sobrepeso impacta en el 60% de la población en general y en el 42% de los niños hasta los 17 años. Las proyecciones indican que para el año 2035 la obesidad infantil va a duplicarse, lo que a largo plazo derivará en una mayor cantidad de adultos afectados. Esta enfermedad crónica y multifactorial, que en muchos casos tiene una predisposición genética, se convirtió en pandemia.

El Dr. Guillermo Muzio[1], cirujano especializado, a cargo del Programa de Cirugía de la Obesidad y Diabetes Red Bariátrica, clarifica los prejuicios y falsas creencias en relación a estos procedimientos quirúrgicos, que pueden ser la llave para una vida más saludable y prolongada en millones de personas.

Mito 1: No hace falta una  cirugía bariátrica si se tiene voluntad

Según dicen las estadísticas, entre el 90 y el 95% de las personas con obesidad severa u obesidad mórbida fracasa a largo plazo cada vez que intenta controlar su sobrepeso con métodos tradicionales, como las dietas y el ejercicio físico. “Están metabólicamente programados  para volver a recuperar peso y esta condición es la que favorece la aparición de enfermedades graves.  En estos casos, la cirugía representa la posibilidad de una solución efectiva porque no solo logran un descenso de peso sostenido, sino que también abordan y resuelven las enfermedades metabólicas asociadas, mejorando la calidad de vida y prolongando la sobrevida”, explica Muzio.

Mito 2: Sólo son candidatos quienes tienen obesidad mórbida

Es cierto que uno de los indicadores para evaluar la conveniencia de pasar por el quirófano es estimar el IMC (índice de masa corporal) de la persona, que se calcula dividiendo su peso por su altura al cuadrado. Cuando este valor es superior a 30, se habla de obesidad pero la indicación absoluta de cirugía ocurre con IMC superiores a 40, es decir con obesidad mórbida. Ahora bien, si no llega a 40 puntos, pero aún así se desarrollan enfermedades metabólicas graves, también está totalmente indicada la cirugía bariátrica. “Hoy el foco está puesto en el grupo de pacientes con obesidad leve, es decir con IMC entre 30 y 35. Si bien cuenta con mayores probabilidades de solucionar su problema de peso con dieta y ejercicio, se le recomienda la cirugía para resolver enfermedades como la Diabetes tipo 2. Esta cirugía se ha reclasificado como “metabólica” y constituye una nueva esperanza en el tratamiento moderno de esta enfermedad progresiva y que genera daños multiorgánicos”, afirma Muzio. 

Mito 3: La preparación es muy difícil y voy a pasar hambre

Antes de la cirugía, el objetivo es bajar no menos del 10% del peso inicial, para lograr adherencia al programa y para que el tejido adiposo que acompaña a los órganos  dentro del  abdomen se reduzca,  y mejoren así las condiciones anatómicas para encarar un procedimiento con buenos resultados a largo plazo y sin complicaciones. “Por eso, desde el primer día se programa una dieta rica en proteínas y bajas calorías que en ningún momento produce hambre incontrolable, como se piensa popularmente. Más cerca de la intervención, esa dieta es más fluida e incluye suplementos vitamínicos y batidos proteicos que generan gran saciedad, siempre monitoreada por una nutricionista del equipo tratante”.

Mito 4: Deja muchas cicatrices

⁣Hasta‎ hace‎ unos 20 años eso era verdad porque‎ la‎ cirugía‎ abierta‎ convencional era‎ la‎ única‎ opción‎ para‎ un‎ procedimiento‎ quirúrgico‎. Actualmente, con la técnica laparoscópica, se realizan unas pequeñas incisiones de aproximadamente 1 cm, por lo que el procedimiento es menos invasivo. Esto se traduce en un menor tiempo de recuperación y mejor resultado estético. “Entre las ventajas clínicas del procedimiento laparoscópico, también destacamos que evita sangrados y garantiza una experiencia más confortable y mucho menos dolorosa” explica Muzio.

Mito 5: Operarme va a hacer que tenga que pedir una licencia laboral muy extensa

Como se trata de intervenciones laparoscópicas y miniinvasivas, a las horas, los pacientes ya están caminando normalmente y pueden ingerir líquidos. Al día siguiente, se logra el alta hospitalaria. “Hacemos un control en el consultorio a la semana y, entre diez y quince días después de la operación, se puede volver al trabajo. Eso en caso de que la labor requiera algún tipo de esfuerzo físico . Si es un trabajo administrativo, podría hacerlo a los dos días sin problema”, indica Muzio.

Mito 6: Después de la operación, se deja‎ de‎ disfrutar‎ de las‎ comidas y se vomita mucho

Por el contrario, tras una cirugía, las personas comienzan‎ a‎ vincularse de una manera más sana con‎ el acto de comer. “⁣Lo que nos transmiten‎ nuestros‎ pacientes‎ es que comienzan‎ a‎⁣ descubrir‎ muchos‎ sabores‎ y‎ texturas‎ que‎ no‎ habían experimentado antes porque ahora‎ pueden‎ alimentarse‎ de‎ forma‎ más‎ tranquila”, dice Muzio. Uno de los factores que explica eso es que comenmenos porque tienen el estómago más pequeño y logran una saciedad rápida. ⁣“Vemos que pasan del comer con culpa a recuperar el sabor. Por otro lado, el equipo de nutrición hace una verdadera rehabilitación alimentaria en la que las personas aprenden a masticar y a comer en forma más tranquila y pausada. Así se evitan episodios de regurgitación y se gana una mayor tolerancia alimentaria”.

Mito 7: Afecta la posibilidad de quedar embarazada

No sólo se puede quedar embarazada sino que va a haber más chances de que se produzca la concepción y menos riesgo durante la gestación. “La cirugía reduce las patologías asociadas que pueden derivar en complicaciones, como la diabetes gestacional, presión arterial, preeclampsia, hemorragia posparto y hasta abortos tempranos”, afirma Muzio. El consejo médico es esperar un año después de la intervención, para lograr adquirir los buenos hábitos, un descenso de peso completo y mejor control de sus parámetros vitales y laboratorios.

Mito 8: La cirugía bariátrica es magia

Si bien es una herramienta eficaz para lograr la pérdida de peso, se necesita generar un cambio importante en el estilo de vida a largo plazo, que debe incluir la reeducación alimentaria y el ejercicio físico regular. “En nuestro equipo el seguimiento posterior es tan importante como la contención y preparación antes de entrar al quirófano. Hay un consejo nutricional y un acompañamiento psicológico que ayudan a realizar los cambios de hábitos necesarios para potenciar al máximo la cirugía. Nuestros pacientes son siempre los verdaderos protagonistas de estos cambios tan transformadores”, concluye el cirujano.

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[1] Dr. Guillermo Muzio. Director de Red Bariátrica. Programa de Cirugía Bariátrica y Metabólica. Buenos Aires. Argentina.