Machismo y espectacularidad

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By Guada Pazos

Eduardo Marostica, psicólogo rosarino y autor del libro En el ojo de la tormenta, reflexiona sobre la construcción de las masculinidades (Laborde Editor, 2022) y de la nouvelle juvenil El viaje de Camila. 

La antropóloga brasileña Paula Sibilia plantea cómo, en esta sociedad hipermoderna, se han desdibujado los límites entre lo público y lo privado. Ciertas invenciones de nuestro tiempo, como la tecnología de los dispositivos celulares, van de la mano de estos cambios y han profundizado este desdibujamiento de las paredes que operaban como fronteras del adentro y el afuera, denunciadas por Foucault en la sociedad disciplinar, donde se confinaba, se encerraba y se normalizaba. Todo esto queda paulatinamente obsoleto, y ese mundo analógico de espacios que delimitaban diferentes ámbitos de encierro, entre ellos el privado, se comienzan a esmerilar. La intimidad, que se vivía de una manera segura, da paso a otra representación y a otra ocupación de ese supuesto “adentro” y, por supuesto, de otra subjetividad, donde lo íntimo ingresa en la lógica de las redes. 

Las redes nos intersecan, pero también las habitamos sabiendo que “somos” si estamos reconocidos en ellas. Este desdibujamiento de los espacios permite que emerja una sociedad devenida en “instagrameable”. Instagram (además de otras redes sociales) propone “un desdoblamiento” a un costo muy alto, como afirma el filósofo español José Carlos Ruiz, porque necesitaremos atender a nuestro yo “avatar” y, por supuesto, a nuestro yo real. 

¿Y qué pasa con los varones con esta nueva intimidad ? Porque si construimos un yo irreal, que “todolopuede”, bien característico de nuestro tiempo, ese yo “potencia” tan emblemático también, del mandato de la virilidad patriarcal, se corre un riesgo. ¿Cuál? Que ese yo avatárico, poderoso virtualmente y maquillado, termine devorando al yo real, y que necesariamente en su vinculación íntima con otra persona, ese hombre se expresará por ejemplo, sexualmente, en términos de rendimiento y de performance. Allí se atisba el espectáculo de la producción en formato sexual. Ese varón atrapado por la potencia y la espectacularidad, por un yo de características neoliberales que le emplaza a ser productivo en todos lados. Bueno, en la cama también.

¿Y si aparecen las inseguridades? Porque aunque lo neguemos, sabemos que no podemos todo… En estas inseguridades podrá aflorar un malestar que, en palabras de Paula Sibilia, se instala por no tener límites. Esto hará que algunos varones acudan a una farmacología de apoyo para que este espectáculo garantice una indiscutible performance, donde la potencia y el rendimiento sean protagonistas. Construyendo vínculos donde los nuevos ejes ordenadores de una forma de vivir y relacionarnos atesora resabios de un neomachismo que aún se resiste. 

@eduardo.marostica.escritor

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