“Los jóvenes de ahora leen mucho pero en soporte digital”

La escritora y educadora Pamela Vestfrid analiza las nuevas modalidades lectoras instaladas entre niños, niñas y adolescentes a partir de la revolución tecnológica, y el gran desafío adulto de “criar digitalmente” sin tener muy en claro de qué se trata.

Por Pamela Vestfrid *

Hoy las pantallas poseen una presencia muy fuerte en las rutinas de las personas de todas las edades y clases sociales, ya sea para pasar el tiempo compartiendo memes o fotos, para hacer compras, buscar información, estudiar o trabajar. Muchos especialistas aseguran que el aislamiento obligatorio en la pandemia de COVID 19 aceleró notablemente nuestros procesos de incorporación de lo digital.

En la Argentina, en todos los niveles educativos e incluso en el inicial, se dictaron clases a través de las pantallas, sincrónica o asincrónicamente. Eso adelantó el contacto de las infancias con los dispositivos tecnológicos, que de repente atravesaron prácticamente todas sus actividades cotidianas, como la escolaridad, pero también la experiencia de jugar, generar y sostener vínculos de amistad. Un inmenso cambio de paradigma que sin duda nos obliga a reflexionar sobre la crianza digital y la manera en que las personas adultas, familias y educadores, nos paramos frente a esta situación para acompañar y orientar a las nuevas generaciones.

El problema es que hoy, estos padres y madres de niños que crecen en el ecosistema digital muchas veces no saben cómo guiarlos en esas nuevas prácticas porque ellos no han recibido formación en ese sentido, ya que antes lo virtual no existía. Podríamos hablar incluso de “analfabetos digitales” porque carecen de ciertas competencias fundamentales para acompañar a las infancias en el mundo virtual.

Como contraparte, sus pequeños usan las tecnologías con naturalidad, saben sacar fotos, postear, entrar a un sitio web, pero fallan al momento de seleccionar información confiable, reconocer fawe news  o cuidarse de las violencias digitales como el grooming, el cyberbullying, entre otras. Frente a ellos estamos los adultos haciendo lo que podemos para adecuarnos al nuevo escenario: existe una conciencia generalizada respecto de no dejar a los niños solos en la calle, sin antes explicarles algunos peligros, pero lamentablemente no ocurre lo mismo cuando se les regala o presta un celular. Y los peligros agazapados en lo virtual son muy reales. Por ello, abordar la crianza digital hoy se vuelve imprescindible.

Familias y educadores debemos aprender sobre crianza digital para acompañar a niños y jóvenes a adquirir un pensamiento crítico que les permita apropiarse de las pantallas con responsabilidad y cuidado, aprender sobre las configuraciones de privacidad al compartir información o imágenes propias, al vincularse con personas desconocidas, etcétera.

Pero no todo es apocalíptico en la era digital. Si bien las tecnologías son vehículo de un volumen descomunal de información (que a menudo nos confunde) y ciertamente nos exponen a experiencias molestas como el marketing ultrapersonalizado, también ofrecen a personas de todas las edades la posibilidad de crear contenidos sonoros, audiovisuales o digitales de una manera sencilla, rápida y a bajo costo de producción, además de almacenarlos y ponerlos en circulación.

Voy a decir algo que tal vez genere polémica: las generaciones más jóvenes hoy leen mucho… pero desde el soporte digital. Desde un teléfono móvil tienen acceso cotidiano y online a información de diferentes partes del mundo y un contacto mucho más directo, por ejemplo, con sus artistas favoritos. Aunque los grandes no siempre nos demos cuenta, se trata de otras formas de leer, quizá más fragmentadas o superficiales, pero reales. Y entonces aparecen nuevos géneros o experiencias como las de los booktubers o bookstagramers, jóvenes lectores que reseñan libros en video y los suben YouTube o Instagram para compartir sus opiniones, creando así también comunidades lectoras. También están de moda los booktrailers, videos cortos que se usan para promocionar lecturas en las redes. Sin duda, los jóvenes están gestando otras formas -impensadas hasta hace pocos años- de comunicarse, producir y hacer circular discursos propios de manera rápida. Lo digital abre ante sus ojos un mundo interesante de posibilidades, porque no solo habilita el consumo de información sino también su generación. La imaginación es el punto de partida.

*Escritora, Licenciada y Profesora en Comunicación Social por la UNLP y docente del nivel superior. Autora del cuento ilustrado La cofradía de los caracoles y los libros Collage infinito y Atajos poéticos, publicados por Ediciones Hespérides.