Por la Dra. Johanna Furlan – Cirujana estética. MN122.975 – IG @drajohannafurlangraf
El ácido salicílico ayuda a prevenir y tratar brotes de acné o reducir manchas de la piel. Su acción exfoliante desde dentro hacia afuera limpia en profundidad los poros evitando que se obstruyan y mejorando la oxigenación de la piel. Usado en altas concentraciones puede causar irritaciones, por lo que es fundamental el asesoramiento médico para su aplicación.
Se trata de una molécula orgánica de la familia de los betahidroxiácidos (BHA). Muy usado por su acción exfoliante, antiinflamatoria, despigmentante y anti edad. Pertenece a los llamados queratolíticos, son sustancias que ayudan a la descamación de la capa córnea de la piel.
Su efecto desmolítico rompe las uniones intercelulares y participa en la renovación de la piel por descamación. Su acción se ve potenciada por su poder antibacteriano y antiinflamatorio, resultando muy poderoso en el control de los brotes de acné y otras afecciones cutáneas.
¿Cómo funciona el ácido salicílico?
La parte “hidroxi” del ácido salicílico que es, un betahidroxiácido, se encuentra separada de la parte ácida por 2 átomos. Al contar con una zona lipofílica, resulta muy afín a las grasas y a los aceites de la piel al ser liposolubles, a diferencia de los alfahidroxiácidos como el ácido glicólico que son hidrosolubles.
Esto otorga a los betahidroxiácidos la capacidad de penetrar en capas más profundas de la piel que los alfahidroxiácidos. Por eso, funcionan muy bien como controladores del sebo y en el tratamiento del acné, al exfoliar de dentro hacia afuera.
Acido salicílico en cosmética
El ácido salicílico como ingrediente de formulaciones dermocosméticas extiende su potencial por sus propiedades exfoliantes y antisépticas. Lo podemos encontrar en soluciones que se aplican por vía tópica como polvos, cremas, pomadas, sérums, lociones etc, así como en productos de higiene corporal como geles, champús y jabones.
La acción que realiza es la de romper las estructuras que unen las células unas con otras, las separa de la epidermis favoreciendo su exfoliación, renovación de la piel y mejora de su textura, se trata de una exfoliación suave que respeta las capas más profundas de la piel porque solo rompe las adherencias superficiales. Con este ingrediente podemos tratar, también, eczemas, dermatitis seborreica, ictiosis o hiperhidrosis, entre otras afecciones de la piel.
El ácido penetra hasta el interior del folículo y desprende las células muertas por lo que la piel se oxigena y gracias a este proceso, facilita la eliminación de hiperpigmentaciones y manchas, unificando el tono de la piel y aumentando su luminosidad.
Repasemos los beneficios del ácido salicílico
Elimina las células muertas por su efecto queratolítico, a través de la exfoliación profunda.
Previene infecciones en la piel por su acción antiséptica y antibacteriana.
Previene y elimina granos, espinillas y puntos negros al limpiar en profundidad los poros obstruidos.
Regulariza la producción de sebo, equilibrando la piel con tendencia a ser grasas o a sufrir de acné.
Ayuda a conseguir una piel más uniforme y luminosa.
Limpia en profundidad.
Frena la aparición de arrugas por su efecto regenerante, consiguiendo una piel más elástica y firme.
Como ocurre con otros ingredientes cosméticos, para beneficiarte de todas las bondades del ácido salicílico, es fundamental saber usarlo, siempre con acompañamiento médico.
¿Cómo usar el ácido salicílico?
Vía tópica: se incorpora como ingrediente en todo tipo de formulaciones para el tratamiento de la piel y también del cabello. También se utiliza en concentraciones más elevadas para realizar peelings en gabinete.
La mejor manera de incorporar el ácido salicílico a tu rutina facial es ir incorporándolo poco a poco para que la piel se acostumbre, como puede ocurrir con el retinol. Se puede empezar a utilizarlo en días alternos, para ir acostumbrando a la piel e introducirlo de forma gradual, o bien utilizarlo de dos a tres veces a la semana para comprobar cómo es tolerado por la piel.
Usado en exceso puede provocar irritaciones y resecar la piel. La concentración justa para evitar efectos secundarios como la irritación de la piel es de entre el 0,5 y el 2 %. Este acido no es recomendable en el embarazo.
Se puede combinar con la vitamina C, ya que cuenta con propiedades antiinflamatorias y antibacterianas por lo que usados en conjunto pueden potenciar sus efectos. Lo ideal es alternarlos para evitar irritaciones.
Si usamos el ácido todos los días sin descanso esto puede provocar efectos secundarios, sobre todo en concentraciones altas, como:
Sequedad o irritación.
Fotosensibilidad, es decir, aumento de la sensibilidad de la piel a la radiación ultravioleta.
Debilitamiento de la barrera cutánea.
Potencia las irritaciones y enrojecimientos en casos de eczemas, rosácea o algún tipo de dermatitis.
Diferencias entre los alfahidroxiácidos y los betahidroxiácidos
A continuación, marcamos las diferencias más importantes entre los alfahidroxiácidos y los betahidroxiácidos, es necesario entender el efecto de cada uno de ellos para saber cómo actúan, ya que cada uno presenta características y beneficios específicos.
Los AHA, como el ácido glicólico, láctico o mandélico, son solubles en agua y se caracterizan por una exfoliación superficial que ayuda a eliminar las células muertas de la piel. Son especialmente recomendados para pieles secas y deshidratadas, ya que estimulan la renovación celular y mejoran la luminosidad de la piel. Su acción superficial puede no ser suficiente para el tratamiento de casos más profundos como poros obstruidos o el acné.
Por otro lado, los BHA, como el ácido salicílico, son solubles en aceite y tienen la capacidad de penetrar profundamente en los poros de la piel. Son indicados para pieles grasas, mixtas y con tendencia al acné, ya que pueden abrir los poros, reducir la inflamación y regular la producción de sebo. Sin embargo, su acción profunda puede ser muy intensa para pieles secas o sensibles, y en algunos casos puede causar irritación.
Centrándonos en las diferencias entre el ácido salicílico y el ácido glicólico, podemos observar que ambos tienen diferentes mecanismos de acción y beneficios para la piel. Mientras que el ácido salicílico actúa en profundidad despejando los poros y ofreciendo un efecto de peeling químico, siendo eficaz en pieles mixtas y grasas, pero potencialmente irritante para pieles secas o sensibles, el ácido glicólico, por su parte, actúa como exfoliante superficial, mejorando la apariencia de la piel y favoreciendo la hidratación.
Es ideal para el uso en pieles normales a secas y con tendencias acnéicas, ya que beneficia la renovación celular de manera controlada.
En resumen, la elección entre el ácido salicílico y el ácido glicólico dependerá de las necesidades individuales de la piel, su tolerancia y los resultados deseados. Siempre es recomendable realizar una prueba y consultar con el médico dermatólogo antes de incorporar cualquier producto nuevo en la rutina de cuidado de la piel.