A partir de los casos de personajes del mundo del espectáculo, volvieron a estar en el centro de la escena los cuestionamientos a la aplicación de la Ley Nacional de Salud Mental 26.657, normativa vigente desde el año 2010 y que plantea un abordaje del padecimiento mental desde el paradigma de los derechos humanos, situando a los/as usuarios/as del sistema como sujetos de derechos.
La Ley ubica a la internación de la persona como último recurso y propone la creación de dispositivos intermedios sustitutivos y de atención en la comunidad. Además, explicita que el proceso de atención deberá realizarse preferentemente fuera del ámbito de internación hospitalario y en el marco de un abordaje interdisciplinario e intersectorial, basado en los principios de la atención primaria de la salud, implementándose “acciones de inclusión social, laboral y de Salud Mental comunitaria”.
Las propuestas de reforma en el campo de la salud mental se orientan a desarrollar servicios centrados en la comunidad, desde la perspectiva de la atención primaria de la salud, como una forma de dar respuesta a la problemática de la exclusión de las personas con sufrimiento mental, estableciendo una estrategia de desmanicomialización.
En este marco, la idea de rehabilitación debe trascender la de recuperación, reaprendizaje o aprendizaje de habilidades, aunque las contiene, y constituirse en una de las estrategias de intervención que permite la reconstrucción de la ciudadanía plena de los sujetos con sufrimiento mental, favoreciendo la externación e inclusión social. En esta línea, se trabaja con las habilidades sociales prácticas (autonomía, cuidado corporal, intercambios cotidianos, utilización del dinero, participación en espacios sociales, etc.) y con las capacidades sociales, que remiten a la posición activa en intercambios materiales, económicos y simbólicos tales como los procesos de producción y comercialización, la autogestión en emprendimientos productivos, la vinculación con compañeros/as, etc.
A modo de ejemplo, el Sanatorio San Gabriel -institución de gestión privada- trabaja instrumentando distintas estrategias basadas en la interdisciplinariedad y la intersectorialidad, tendientes a consolidar prácticas y experiencias de externación e inclusión social, con efectiva protección de derecho, recuperación y rehabilitación de las personas con sufrimiento mentales a los cuales brindan servicios de salud mental.
“Partimos de considerar y reconocer a cada persona con padecimiento mental como sujeto singular, atravesada por un contexto socioeconómico, histórico, cultural, político y en su condición de usuarios de estos servicios, destacamos la capacidad jurídica como atributo esencial que nos define como sujetos de derecho”, explica la directora Médica del Sanatorio, Dra. Adriana Fernández (MT. 88.098). Y agrega que se abordan los procesos de salud- enfermedad-cuidado “desde una perspectiva de la complejidad, donde el eje predominante es el interdisciplinario e intersectorial, con la intención de superar perspectivas que comprenden el padecimiento psíquico de modo individualistas y asistencial”.
En San Gabriel, las personas cuentan con dispositivos de atención alternativos al modelo asilar, así como también intercambios con la comunidad y el Estado para alcanzar un proyecto de vida autónomo, que incluya vínculos personales estables y satisfactorios e inserción social, laboral u ocupacional, a través de un abordaje terapéutico interdisciplinario.
El Sanatorio cuenta con un emprendimiento sociolaboral, el Kiosco SG, ubicado dentro de las instalaciones y que gestionan los propios pacientes rehabilitados y que fomenta la inclusión social a partir del trabajo productivo, creativo y remunerado. “En línea con la Ley 26657, que trata la inclusión social de las personas que tienen un sufrimiento mental y deja de lado el estigma de quien tiene un padecimiento, la economía social y solidaria funciona en redes comunitarias inclusivas que posibilitan al usuario recuperar su autonomía”, indica la Dra. Fernández; y agrega que el Kiosco SG “apunta a la capacitación en oficio de manera secundaria a nivel de la estrategia terapéutica” e incentiva el despliegue de los saberes, capacidades y habilidades al tiempo que se promueve la toma de posiciones con grados de responsabilidad creciente, en función de lograr así el desarrollo de la mayor autonomía posible de cada una de las personas que allí se desempeñan. Además, aclara que se mantiene el seguimiento por parte del equipo interdisciplinario tratante.
Además de este programa de inserción laboral, San Gabriel también cuenta con un proyecto de educación primaria y secundaria para que los pacientes que deseen finalizar sus estudios. “Llevamos adelante un trabajo articulado con la escuela EEPA Nº 701 de Adrogué para brindar escolarización primaria a las personas alojadas en San Gabriel que expresen interés en cursar sus estudios primarios, dentro de las instalaciones de nuestra institución en un ambiente acondicionado específicamente para este proyecto, en co-coordinación con el área de rehabilitación psicosocial”, explica la Dra. Fernández.
Y agrega que en articulación con la Subsecretaría de Educación- Coordinación general de Inclusión y Educación Popular y desde el 2018, San Gabriel es sede del Plan FinEs para la finalización de estudios primarios y secundarios.
Con todo, San Gabriel es un ejemplo de cómo puede aplicarse la Ley de Salud Mental en pos de ofrecer oportunidades reales para la construcción de un proyecto de vida dignificante de las personas que requieran este tipo de atención. Esto puede lograrse a través del trabajo interdisciplinario y brindando la posibilidad de acceder al empleo o a la educación formal, para construir redes, nuevos soportes y anclajes sociales y culturales.