Dra. Johanna Furlan – Cirujana estética – MN 122.975 – IG @drajohannafurlangraf
Es probable que a simple vista no podamos diferenciarlas y hasta hablemos de una y de otra como sinónimos, pero, poder distinguir la deshidratación y sequedad en la piel, nos va a permitir elegir el tratamiento indicado según el caso.
La gran diferencia es que a la piel deshidratada le falta agua y la piel seca carece de componentes grasos. Por lo que la sequedad y la deshidratación no tienen como causa los mismos factores y por consecuencia, no requieren el mismo tratamiento
Entonces, ¿Cómo reconoceos si nuestra piel está seca o deshidratada, y, ¿Cuál es el tratamiento correcto para cada una?
Veamos las diferencias entre la piel deshidratada y la piel seca.
Ambos tipos de pieles presentan síntomas de sensibilidad, tirantez y muestran signos de envejecimiento prematuro, pero también presentan significativas diferencias.
La primera y fundamental es comprender que la piel seca, es un tipo de piel con características propias y que puede pasar por ciclos de deshidratación.
En el caso de la piel deshidratada, es un estado particular que se puede presentar en cualquier etapa de la vida y en cualquier en todos los tipos de piel. En este punto, las pieles secas tienen una mayor predisposición a sufrir deshidratación.
Entonces, la piel deshidratada requiere agua y la piel seca, aceite. Si a una piel deshidratada le aportamos lípidos, puede provocar efectos indeseados, como la aparición de granitos o exceso de brillo. Y, si a una piel grasa le añadimos compuestos hidratantes, no tendrá la capacidad de retener el agua.
¿Qué es la piel deshidratada?
La deshidratación de la piel es un estado reversible, que puede aparecer en un determinado momento a causa de diversos factores como: cambios hormonales, hábitos de higiene, no beber suficiente agua, contextos de estrés o cansancio, hábitos como el tabaco o el alcohol, entre otros.
La capa más superficial de la piel posee entre un 10% y 20% de agua y cuando estos niveles están por debajo del 10%, provoca un exceso de pérdida de humedad. Esto produce que la piel se descame, al tacto se vuelve áspera, opaca, apagada, tirante y con estrías. Estado propicio para la aparición de signos de envejecimiento prematuro
Cuidados
Al ser un estado temporal, las pieles deshidratadas pueden recuperarse significativamente con tratamientos específicos según cada paciente. Por eso es fundamental la consulta médica, para un correcto diagnóstico
Los tratamientos deben tener como objetivo recuperar los niveles de agua y rehidratar la piel. Son ideales aquellas técnicas que aporten vitaminas, antioxidantes o ácido hialurónico
¿Qué es la piel seca?
La piel seca es un tipo de piel. A diferencia de la piel deshidratada, sufre un estado constante de sequedad, tirantez y molestia, que se da principalmente a causa de factores genéticos. Es decir, las glándulas sebáceas de la capa dérmica no producen la suficiente grasa para mantener hidratada a la piel.
Este tipo de pieles, pueden presentar distintos grados de intensidad en el cuidado, algunas son más fáciles de mantener y otras necesitan cuidados más específicos.
En su aspecto la piel seca presenta poros pequeños, así como la carencia de lípidos, lo que provoca dificultad para retener humedad en la piel. Algunos de los síntomas que pueden experimentar son: picazón, descamación, pérdida de elasticidad y tirantez. Pueden presentar un aspecto pálido, cansado e incluso rugoso. Al igual que en las pieles deshidratas, es un ambiente propicio para la aparición de signos de envejecimiento prematuro.
Cuidados
Bajo supervisión médica, existen tratamientos para tratar la piel seca y mejorar significativamente su aspecto y salud.
La mesoterapia facial es una gran aliada, se realiza con productos que aportan nutrientes, abren los poros e hidratan, la piel se revitaliza mejorando su calidad, aspecto y opacidad.
Pautas para mantener la piel hidratada y combatir la sequedad, ideales para cuidar el cuerpo y mantener los niveles de agua en la piel
Beber al menos 2 litros de agua al día
Mantener una alimentación saludable y equilibrada. Consumir alimentos de origen vegetal es una muy buena forma de aportar nutrientes, antioxidantes, aminoácidos, grasas saludables y agua.
Crear una rutina de skincare que se adapte a cada tipo de piel, para brindarle a la piel los ingredientes extra que potenciarán su cuidado.
Lavar el rostro en la mañana y en la noche.
No utilizar cosméticos, ni jabones muy agresivos.