Por Ricardo Antonowicz, psicoanalista. Es ex jefe de servicio de Psicología del Sanatorio Municipal Dr. Julio Méndez y ex coordinador de actividades asistenciales del hospital Borda (MN 11556)
La realidad social está poco a poco tomando el centro de la subjetividad de los argentinos. La población se ve afectada psicológicamente por la situación económica ya que la pone cara a cara con la impotencia de no poder satisfacer las necesidades materiales propias y de los hijos.
Para peor, la incertidumbre sobre el final de la crisis agrava cuadros depresivos preexistentes. Claramente, hay un temor generalizado a perder el empleo, la vivienda, la seguridad alimentaria y la salud como elementos preponderantes en el malestar colectivo.
Además, hay un impacto acumulativo de experiencias estresantes, desde los años de pandemia hasta el contexto electoral tenso y agresivo que se vivió más recientemente.
A esto se suma el impacto que genera sobre la salud nutricional bajar la calidad de la alimentación. Y no es menor que en la agenda de los gobernantes en ningún momento está presente el tema de salud mental.
Hay tres pilares a los que los argentinos deben aferrarse como estrategia fundamental para lograr cierto bienestar.
El primero es el arte, ya que el deseo de actuar, escribir o pintar crea una sensación placentera. Las expresiones artísticas permiten llenar vacíos y ayudan a reducir tensiones internas.
Además, toda producción artística genera una buena sensación física y aleja preocupaciones.
Luego tenemos el humor que es un protector antiestrés. La risa, la comicidad, la ocurrencia repentina nos habla de grandeza de espíritu y lo que triunfa es el goce.
Para la fisiología, la risa es analgésica, es sedante. El humor va acompañado de la pulsión de vida. Cada vez que uno hace una broma, algo del inconsciente se pone en juego.
Reírnos de nosotros mismos puede ser beneficioso para nuestra salud psíquica.
Por último, el deporte ofrece un alivio. Tiene implícito un trípode conceptual que incluye juego, actividad física y competitividad para quien lo practica.
Es saludable, libera tensiones y proporciona capacidad de asombro. No hace falta concurrir a un gimnasio, ponerse en movimiento 15 minutos todos los días es suficiente para cambiar la energía.
Por eso, es crucial identificar las señales de alerta: el estrés, la irritabilidad, la falta de descanso son indicios importantes de que algo no está bien internamente y puede llevar al individuo a padecer algún tipo de depresión. A nivel físico, pueden manifestarse como contracturas y trastornos alimenticios.
Lo que queda para contrarrestar los efectos de esta “Argentina angustiada” es apoyarse en los vínculos sanos, en el entorno saludable y la comunicación efectiva y afectiva.