Por Dra. Johanna Furlan, Médica Cirujana MN 122.975
IG @drajohannafurlangraf
El término “exposoma” es utilizado por el epidemiólogo Christopher Wild en 2005 para referirse a todos los factores externos a los que estamos expuestos desde la concepción, a lo largo de la vida y hasta la muerte. Se intenta definir el exposoma de la piel, como aquellos factores que contribuyen a que esta vaya deteriorándose a lo largo de la vida.
Son varios los factores en los que se piensa en la actualidad y que serían los factores responsables del proceso de envejecimiento cutáneo:
EL SOL
Sabemos de memoria o eso pretendemos, que el sol afecta a la piel y la daña, favoreciendo el cáncer de piel y el envejecimiento de la misma. Esto último es consecuencia sobre todo de los rayos UVA. Pero, en los últimos años cada vez más investigaciones atribuyen efectos similares a los infrarrojos (los rayos del sol responsables de darnos calorcito en verano), así como a la luz visible (que nos permite ver), el índice UV.
Todos los componentes de la radiación solar influyen en mayor o menor medida en el envejecimiento
Dosis pequeñas de sol que no provocan reacciones visibles en nuestra piel en un primer momento, van generando cambios moleculares que poco a poco desembocan en manchas y arrugas.
La contaminación
Está demostrado que hay una relación entre la exposición a NO2 y aparición de manchas en mujeres mayores de 50 años. Por otro lado, sabemos que el ozono reduce los antioxidantes de la piel haciéndolo más susceptible al envejecimiento y es capaz de acelerar la aparición de arrugas.
Tabaco
Cada inhalación de un cigarrillo contiene más de 3800 sustancias potencialmente dañinas, con lo que no es de extrañar que, además de a los pulmones, afecte también a la piel. A partir de este hábito, se producen cambios en la piel: la aparición de arrugas alrededor de la boca y un tono de piel más grisáceo en personas fumadoras.
Nutrición
La desnutrición causa numerosos síntomas en la piel como queilitis, dermatitis variadas o pérdida de pelo. Está claro que lo que comemos tiene, en mayor o menor medida, cierta repercusión en la piel. Se sabe que una dieta rica en antioxidantes es protectora frente al envejecimiento. No está demostrado que los complementos de vitaminas y antioxidantes sean efectivos; una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras (principales fuentes de antioxidantes) puede aportar abundantes antioxidantes de la forma más natural. La ingesta de azúcar puede influir en la aparición de arrugas por medio de un proceso llamado glaciación de proteínas
Estrés y falta de sueño
El estrés puede afectar a la integridad de la piel, pero no hay clara evidencia de que favorezca el envejecimiento aún. La falta de sueño tiene efectos perjudiciales en varios órganos, aumentando el riesgo de hipertensión, diabetes, obesidad y depresión, entre otros. Se sabe que el mal descanso puede influir en un aspecto menos saludable y atractivo, con la aparición de las temidas ojeras, ojos hinchados y mayor palidez.
Estos factores, algunos ya conocidos de hace tiempo y otros aún bajo la lupa pueden acelerar el envejecimiento de la piel. La mejor prevención es: hacer una vida sana, comiendo abundantes frutas y verduras, el buen descanso e hidratación, además de utilizar siempre la fotoprotección. Los efectos de la contaminación pueden reducirse, limpiando la piel con productos suaves cada noche, aunque esto de momento no está demostrado científicamente. Por supuesto, no olvidar nunca la consulta médica.