Hábitos de higiene en bebés y niños

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By Agencias

Los primeros hábitos en los recién nacidos en cuanto a la higiene y el cuidado personal son importantes ya que los acompañarán por el resto de la vida.

Establecer cuidados y aseos personales es un entrenamiento que se incorpora de a poco y con los recaudos particulares de cada momento de la infancia.

No es lo mismo el cuidado de un recién nacido que un niño más crecido que puede valerse por sí mismo en algunas situaciones de aseo.

En este posteo, veremos algunas costumbres que se pueden ir incorporando de a poco para lograr buenos hábitos de higiene en bebés y niños, desde la utilización de una bañera para bebé en recién nacidos, hasta el cepillado de dientes en niños de la primera infancia.

El primer baño y el primer año

Si hay un momento importante en la vida de un recién nacido es su primer baño, incluso es importante para padres primerizos por los miedos y la falta de costumbre en la manipulación.

El primer consejo es utilizar una tina de baño para bebés que brindan una mayor comodidad que una bañera convencional y tienen un diseño para poder ubicarlas en un lugar seguro, como puede ser arriba de una mesa.

Es importante tomar las indicaciones del pediatra para ver en qué momento se puede realizar el primer baño, y con qué frecuencia hacerlo. Se estima que con 2 o 3 baños semanales en los primeros meses es suficiente para mantener la piel higienizada.

Además de la utilización de una tina para bebé, es aconsejable utilizar champú y jabón diseñados concretamente para esa edad. De ese modo se evitan irritaciones y alergias indeseadas en la piel.

Las bañeras para bebé pueden ser usadas hasta los 6 o 7 meses aproximadamente, o incluso más. Esto va a depender del tamaño del bebé, y del desarrollo de la motricidad.

En esa época, y en los meses siguientes, puede ser el momento ideal para pasar de una bañera bebé a la bañera convencional ya instalada en el baño.

Las duchas pueden esperar a un tiempo más prudencial, cuando el niño comience a caminar o a mantenerse erguido, aunque siempre acompañado de uno de los padres. Generalmente esto ocurre después del primer año de vida.

La incursión para dejar los pañales

Quienes han sido padres saben lo difícil que es el proceso de pasar de pañales al baño. Si bien no hay una edad estipulada para el traspaso, entre los 2 y los 3 años suele ser lo habitual como promedio.

Un consejo importante es hacer una adaptación previa con la utilización de un bacín que se adapta al tamaño de los niños.

El bacín para niños es un gran aliado a la hora de comenzar con el proceso de utilización del baño en lugar de los pañales.

Es importante que el bacín para bebé se ubique sobre el suelo para que el niño puede apoyar los pies y no corra peligro la estabilidad.

La bacinica se puede colocar incluso dentro del baño si es espacioso, para familiarizar al niño con ese lugar de privacidad.

Una buena estrategia para lograr la familiarización con la posición y el hábito es sentar al niño en la bacinica para bebé con la ropa puesta para que vaya conociendo el dispositivo.

Otro consejo es ir quitando el pañal por algunas horas antes de hacerlo totalmente. Es normal que en este período ocurran pequeños “accidentes” que no deben ser castigados ni reprimidos, es parte del proceso.

También se aconseja vestir al niño con ropa cómoda y fácil de sacar, es por eso que el verano y las épocas de calor son el mejor momento del año para hacerlo.

Hay que tener en cuenta que el niño es quien está dejando los pañales, y no los padres quitándolos, por eso se recomienda flexibilidad y mucha paciencia en todo el proceso.

La ropa y los juguetes siempre limpios

No sólo desde una edad temprana es importante mantener una buena higiene de los elementos que rodean a los niños, sino durante toda la infancia es vital hacerlo.

Tanto la ropa como los juguetes están expuestos a bacterias y virus que pueden ser un vehículo a contraer enfermedades indeseadas.

Es por eso que es clave mantener la ropa limpia, y enseñar a los chicos a limpiar sus juguetes desde una edad temprana.

Lo mismo ocurre con la ropa de cama, que a partir de los 5 o 6 años de edad puede ser un hábito muy sano de enseñar a los chicos.

La higiene bucal y el aseo personal

El lavado de manos al ingresar a la casa debe ser una tarea rutinaria para los niños. Para eso es importante predicar con el ejemplo, y desde una edad temprana (2 años) fomentar esta actividad.

La limpieza bucal también es de suma importancia, incluso desde antes del nacimiento del primer diente.

Desde los 0 a los 3 años se debe hacer un cepillado dental con un cepillo adaptado al tamaño de la boca del niño.

Para los recién nacidos, hacer una limpieza de encías con gasas humedecidas o un dedal de silicona en el momento del baño. También es necesario limpiar el interior de las mejillas, el paladar y la lengua.

Después del nacimiento del primer diente temporal se comienza con el cepillado diario, por lo menos 2 veces al día, siendo el cepillado de la noche antes de dormir el más importante.

Se puede utilizar muy poca pasta dental para niños (del tamaño de un grano de arroz) para incorporar el flúor necesario para la protección contra la caries.

Es importante que los padres tengan la rutina del cepillado para que sea efectivo, pero cada tanto es bueno dejar jugar al niño para que vaya incorporando el hábito diario.

A partir de los 5 o 6 años, puede ser una actividad exclusiva del niño, pero requiere de una supervisión de los padres para que cumplan con su tarea, y lo hagan de forma efectiva y correcta.

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