Por la especialista en color y cuidado del cabello, Georgina Buscaglia @exhalapeluqueria

¿Quién no cayó alguna vez en la tentación del “remedio casero”? Estás en casa, abrís la heladera y te encontrás con media palta madura. Automáticamente te acordás de ese reel que viste hace unos días: una chica con el pelo brillante se hacía una mascarilla con palta, banana y miel. Y ahí estás: cuchara en mano, batiendo la mezcla con fe de que tu pelo va a quedar sedoso y saludable. Porque es natural. Y lo natural no hace daño… ¿o sí?
Lo cierto es que esta idea, tan romántica como bien intencionada, es uno de los grandes mitos del cuidado capilar. Y aunque muchas veces lo hacemos con cariño, con ganas de “mimarnos”, en realidad podemos estar generando el efecto contrario.
Lo natural no siempre es inocuo
En cosmética capilar, lo natural vende. Suena más seguro, más limpio, más “verde”. Pero eso no lo convierte en inocente. Un ingrediente puede ser 100% natural y, al mismo tiempo, altamente irritante o perjudicial para el cabello o la piel.
Ejemplo clásico: el limón. En contacto con el sol, puede provocar reacciones químicas que irritan la piel e incluso la manchan.
¿Y el huevo? Parece una proteína mágica… hasta que encendés el secador y te queda literalmente cocido en el pelo.
En resumen: lo que es bueno para comer, no siempre es bueno para aplicar en la cabeza.
El pelo no se “alimenta” como pensamos
Una de las grandes confusiones es creer que el cabello se nutre igual que el cuerpo.
Pero la fibra capilar no tiene vida: no respira, no absorbe nutrientes como una célula, no se regenera.
Lo único que podemos hacer es protegerla, sellarla, evitar que se siga dañando.
Y ahí está la diferencia clave: Los productos profesionales están formulados con micro o nanopartículas, diseñadas para adherirse a las zonas porosas o dañadas de la cutícula.
Una mezcla casera de palta y aceite puede sentirse suave en el momento, pero no penetra ni repara nada. Solo recubre. Y muchas veces deja residuos que se oxidan o generan acumulación.
Y si encima le sumamos calor?
Error común: aplicar calor con la idea de “potenciar” el efecto.
Lo que en realidad puede pasar es que esa mezcla natural, al calentarse, modifique su composición, oxide componentes, o incluso genere irritación en el cuero cabelludo.
Y si tenés el cabello teñido, alisado o con algún tratamiento, este combo puede alterar los resultados y hasta provocar daño estructural.
La belleza real está en la información
No se trata de demonizar lo casero. Todas queremos cuidarnos y muchas veces buscamos alternativas accesibles o naturales con la mejor intención.
Pero también es cierto que la industria cosmética lleva años investigando cómo cuidar una fibra que ya está muerta. Y no es con fruta batida.
Lo que sí podemos hacer es elegir con conciencia: leer etiquetas, preguntar, informarnos.
Como siempre digo, el conocimiento nos da libertad. Y esa libertad sí que embellece.
Frases que pueden andar
• “La palta queda mejor en tu ensalada que en tu pelo.”
• “Lo natural no es sinónimo de seguro. A veces, es todo lo contrario.”
• “Tu pelo no necesita comida: necesita ciencia y conciencia.”
• “No te dejes llevar por las recetas mágicas de TikTok: tu cabello merece algo más que una banana pisada.”
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