Por Georgina Buscaglia – especialista en color y cuidado del cabello
@exhalapeluqueria

¿Cuántas veces te pasó de agarrar un shampoo, darlo vuelta y buscar rápido si dice “sin sulfatos”, “sin parabenos” o “apto para método curly”?
Y muchas veces, sin saber del todo qué quiere decir, igual lo elegís porque sentís que “es más sano”, “es más natural” o “te lo recomendaron”.
Tranquila. Nos pasa a todas.
Estamos cada vez más atentas a lo que consumimos, leemos etiquetas, escuchamos recomendaciones en redes… pero también es real que pocas veces alguien nos explica bien y con palabras simples por qué esos ingredientes están siendo evitados y cómo impactan en la salud del pelo.
¿Qué son los sulfatos?
Los sulfatos son detergentes. Están ahí para limpiar. Hacen espuma (y mucha), pero esa espuma tan “limpia” también arrastra de más: no solo la suciedad, sino también los aceites naturales que tu cuero cabelludo necesita para estar equilibrado y que tu pelo se vea sano, con brillo y fuerza.
Por eso, muchas veces después de lavar el pelo con ciertos shampoos, sentís que el cuero cabelludo te tira, que el pelo se infla de frizz, que el color se va más rápido o que las puntas se abren con facilidad.
¿Y los parabenos?
Son conservantes. Sirven para que el producto no se eche a perder, pero se está empezando a evitar su uso porque pueden generar reacciones en pieles sensibles y porque no son necesarios si el producto está bien formulado.
Entonces, ¿por qué elegir productos sin sulfatos ni parabenos?
Porque estás buscando algo más respetuoso con tu cuero cabelludo.
Porque no querés seguir tiñéndote el pelo y que el color se te vaya con cada lavado.
Porque sentís que tu pelo cambió, y necesitás volver a una versión más sana, más hidratada y menos frágil.
¿Limpiar sin sulfatos es limpiar menos?
No. Es limpiar diferente.
Un shampoo sin sulfatos limpia de forma más suave, no hace tanta espuma, pero es suficiente para mantener el cuero cabelludo limpio y en equilibrio.
Eso sí: si venís de años usando productos más agresivos, al principio podés notar que “no te deja el pelo tan limpio”… pero es solo una etapa de adaptación. Después, tu cuero cabelludo se regula solo y ya no necesitás lavarlo todos los días.
Si tenés el pelo teñido, seco o rizado, los shampoos sin sulfatos te ayudan a mantener el color, la hidratación y la forma.
Si sos de cuero cabelludo sensible, vas a sentir menos picazón o sequedad.
Y si estás buscando una rutina más consciente, empezar por el shampoo es un gran primer paso.
La próxima vez que leas “sin sulfatos” en la etiqueta, que no sea solo una frase que suena bien.
Que sea una elección informada.
Porque entender por qué usamos lo que usamos, también es una forma de cuidarnos.