Por Sofia Iachini, asesora de imagen y productora de moda @sofia.iachini
El 7 de noviembre, el Monumental de River se convirtió en una pasarela de pop y estilismo. Dua Lipa presentó su gira Radical Optimism Tour ante más de 80 mil personas, en un show donde la moda fue tan protagonista como la música.
Una artista que piensa la moda como parte del show
Desde su primera aparición sobre el escenario, Dua Lipa confirmó que cada uno de sus looks fue diseñado para contar una historia visual. Su estética —entre el glam futurista y el pop elegante— fue una extensión de su nuevo disco Radical Optimism, un manifiesto de confianza, color y energía.
En Buenos Aires, la cantante combinó el pulso de una diva internacional con la calidez local. Hubo luces, baile y un momento que desató la emoción del público: su versión de De Música Ligera como homenaje a Soda Stereo. Pero incluso en ese instante más emotivo, el vestuario siguió siendo parte del relato.
La cantante eligió, junto a su estilista Lorenzo Posocco, looks exclusivos confeccionados por nombres como Jean Paul Gaultier, Chanel y Valentino. El vestuario incluyó desde un corset dorado de Jean Paul Gaultier con botas a juego para el inicio, hasta un body negro y dorado de Chanel de siete kilos, adornado con cadenas y strass.
El rojo absoluto
En el centro del show llegó el turno del body rojo glitter con botas y guantes al tono. Un diseño ceñido, de textura brillante, que transmitía fuego y energía pura.
El rojo —color históricamente asociado al poder y la pasión— marcó el clímax del recital. La artista bailó, saltó, se conectó con el público y elevó el ritmo visual del espectáculo.
Esta elección cromática no fue casual: en la secuencia del show, el rojo funcionó como el punto de máxima expansión emocional. Y para este segmento optó por uno de Valentino, una pieza inspirada en la alta costura del archivo de la maison.
Brillo metálico y poder escénico
La noche empezó con Dua Lipa luciendo un bustier plateado de Jean Paul Gaultier, pieza clave de la colección que abrió el espectáculo.
Con detalles de tiras ajustadas al frente y botas a juego en tono oro, este conjunto transmitió fuerza y sofisticación, prescindiendo de accesorios y enfocando la atención en los materiales y la confección.
El material metalizado —una tendencia fuerte en los últimos desfiles europeos— no solo resaltaba bajo la iluminación LED, sino que comunicaba fuerza y sofisticación.
El look fue acompañado por botas altas y guantes blancos, logrando una imagen que podría describirse como glam rock con precisión pop.
Para el público del estilismo, este outfit es un ejemplo de cómo pensar la ropa en función del entorno: no es solo “qué se usa”, sino cómo se comporta bajo la luz, el color y la energía del momento.
El corset, que ya luce marcas del uso, fue descrito por la cantante como un “objeto casi vintage”, según compartió en diálogo con Vogue.
El negro que envuelve
Hacia el final, Dua Lipa apareció con un bodysuit negro de red (fishnet), minimalista y con guantes largos. Un contraste total respecto al brillo anterior.
El negro representó el cierre: sobrio, fuerte y con actitud. Un guiño a la estética de club y a los 2000, con un enfoque contemporáneo.
El estilismo final reafirmó un concepto que atraviesa toda su gira: la versatilidad como nueva forma de identidad. Dua Lipa puede ser sensual, poderosa y minimalista sin perder coherencia visual.
Último Outfit
Chanel: peso y lujo en negro y dorado
Uno de los puntos más comentados de la noche fue el body negro y dorado de Chanel, una pieza de siete kilos construida con cadenas de cuero y strass, inspirada en un icónico look de Christy Turlington de la alta costura de 1992.
Este conjunto se completó con guantes de cuero, gargantilla con cadenas y toques de resina, sumando horas de trabajo artesanal.
El peso del diseño desafió los límites del vestuario de show, demostrando el carácter performático y la capacidad de Dua Lipa para adaptar la moda a la dinámica escénica.
Moda, performance y marca personal
Más allá de las prendas, la artista reafirma una idea central: la moda como lenguaje.
Cada cambio de vestuario no es una pausa, sino una transición narrativa. Dua no “se cambia de ropa”, evoluciona de personaje.
Su equipo de estilismo, dirigido por Lorenzo Posocco, trabaja el vestuario como una extensión del concepto musical. Los tejidos metalizados, los brillos líquidos, las siluetas corset y los cuerpos enteros en lycra forman un código propio que refuerza su identidad pop global.
Para los profesionales del estilismo y la producción de moda, este show deja lecciones clave: pensar la coherencia entre imagen, luz y sonido. Entender que un look cuenta una historia y reconocer que la moda de escenario puede ser tan influyente como una pasarela.
En su paso por Buenos Aires, Dua Lipa no solo brindó un espectáculo de primer nivel. Mostró que la moda también puede ser un acto de conexión con el público. Entre luces, brillos y guiños locales, dejó una idea que resume toda una generación de artistas: el estilo es una forma de decir quién soy, incluso antes de cantar.
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