Según un estudio de Adecco la población global está envejeciendo y la proporción de personas mayores está aumentando en casi todos los países del mundo. Se vive más tiempo y por consiguiente se trabaja más tiempo. En algunos casos por elección y en otros por necesidad. La edad de jubilación sigue subiendo y hay una población creciente de trabajadores que enfrenta nuevos desafíos y toma nuevas decisiones para esta “época dorada” de sus vidas.
El primer punto de análisis del estudio local reflejó que las personas que pertenecen al grupo “mayores de” no cuentan con políticas de inclusión en el 75% de las empresas. Como consecuencia de esta situación se generan ideas erróneas de que las personas más grandes no tienen conocimientos digitales, que no soportarían tener un jefe más joven que ellos, que se resisten a los cambios o que aspiran a sueldos muy altos.
¿Por qué es difícil que una persona de +55 consiga empleo?
Ante esta consulta se obtuvieron respuestas tales como: “las empresas consideran que al ser mayores de 55 las personas ya son obsoletas”, “porque las empresas prefieren talentos juniors para ahorrarse costos salariales”, “porque las empresas discriminan, creen que las personas no son capaces de abrirse”, “porque las empresas quieren personas que se adapten a su modelo, no quieren saber si tienen experiencia”, entre otros.
En el informe global del que participó Adecco también se abordó esta temática. Se identificaron algunos aspectos que no están siendo abordados por las investigaciones o las soluciones en el mercado laboral. El edadismo sigue siendo un gran obstáculo para los trabajadores mayores. A partir de esto, surge la pregunta: ¿Los trabajadores mayores son menos productivos?
Las encuestas de percepción social y los estudios de productividad indican que, para la mayoría de las personas, la capacidad física y mental disminuye después de los 30. Sin embargo, el conocimiento y la experiencia —los principales indicadores de rendimiento en el trabajo– suelen seguir aumentando, incluso después de los 80.
De todas formas, la falta de datos y la complejidad de cuantificar el desempeño individual pueden generar percepciones erróneas sobre las capacidades y el potencial de los trabajadores mayores. Esto genera el ambiente propicio para que surjan sesgos, estereotipos y prejuicios. De hecho, el análisis de los datos de empleo del Grupo Adecco revela que los trabajadores mayores sufren menos accidentes ya que tienen más experiencia, derribando el mito de que es más riesgoso emplear a personas de edad más avanzada.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también descubrió que una empresa con un 10% más de empleados de 50 años es un 1,1% más productiva. Tener un número relativamente menor de trabajadores jóvenes (menos productivos) representa la mitad del aumento de la productividad (el 0,6%, “efecto directo”). La otra mitad, (el 0,5%, “efecto indirecto”) tiene que ver principalmente con el mayor número de trabajadores de más edad que complementan y mejoran la productividad entre los jóvenes y los mayores.
¿Qué ocurre con las personas de este rango etario que se quedaron fuera del mercado laboral?
De acuerdo con el informe de Adecco, dentro del grupo de mayores de 55, las mujeres, los que estuvieron desempleados por mucho tiempo, los trabajadores poco calificados y de bajo nivel educativo presentan las tasas de desempleo más altas a nivel global. Los picos de jubilación a los 60 y 65 ya no existen.
Las personas eligen otras estrategias y tiempos para jubilarse, resultando en que muchas suelen elegir seguir trabajando más tiempo. Además, no hay que dejar de lado que la población de edad avanzada está creciendo. Para el 2050, la proporción mundial de personas de más de 65 años se duplicará del 8,5% actual al 17%.
Si bien es una buena noticia que la expectativa de vida esté aumentando, esto no implica que se viva más con buena salud. La disminución de la esperanza de vida con salud afecta a todos los trabajadores de todo tipo, pero los trabajadores mayores con ocupaciones que son físicamente demandantes son los más perjudicados.
Por eso, examinar cómo la futura escasez de trabajadores puede crear más oportunidades para las personas mayores y afectar su necesidad de volver a capacitarse, perfeccionarse o cambiar, nos señala la necesidad de buscar soluciones concretas en la práctica.
En los países con una gran proporción de economía informal, como lo es Argentina, donde las personas trabajan, pero no tienen un salario o beneficios garantizados, las desigualdades en base a la edad se amplifican aún más. De todos los grupos etarios, las personas de más de 65 son las que presentan un mayor porcentaje de empleo informal. A nivel global, el 78% de los empleados de 65 años o más trabaja de manera informal. El 89% de estos casos se da en países con ingresos bajos o medios, duplicando la cifra de los países con altos ingresos.
No todo está perdido…
Sin embargo, no todo está perdido. El mercado laboral argentino, más allá de sus inconvenientes, genera también algunas oportunidades. Dentro de ese complejo marco emerge una nueva tribu constituida por profesionales mayores de 40 años, que vivieron su carrera laboral en distintos sectores.
Es decir, estudiaron otras carreras o se dedicaron a otras profesiones. Trabajaron durante más de 20 años en otras áreas, sin siquiera estar cerca de pertenecer al mundo IT… de hecho, recién se enteran lo que significa IT, y saben que no es sólo un payaso, pero da miedo igual.
“Estas personas deben pagar el derecho de piso nuevamente, pero en este caso con jefes de 25”, explicó Johanna Dzikowsky, Especialista en Gestión de Talento IT de la División Technology de Adecco Argentina.
Esta vez no son sólo juniors, son Juniors +40. Están comenzando a estudiar y a incorporarse al mundo de la tecnología y no vienen con las mochilas vacías, vienen con esos 40 años llenos de experiencias.