Desde su taller ubicado en la localidad bonaerense de Olivos, rodeado balancines, discos, amoladoras y lijadoras, aluminios, cajitas con piedras y diamantes, materiales que desbordan en los estantes y un sinfín de herramientas para confeccionar joyas de todo tipo, Ariel Scornik ultima detalles para la inauguración de su muestra “Metales que cobran vida”, a realizarse el próximo jueves 11 de diciembre a las 19:00 en Azulay Art Gallery (Av. del Libertador 1028, CABA).
Será la exposición número 76 del excepcional artista argentino, con más de 60 años de trayectoria en el rubro, autoproclamado “escultor de joyas”.
Sus piezas, tan coloridas, elegantes y femeninas, admiradas por sus diseños innovadores y exclusivos que irradian vitalidad, recorrieron numerosas galerías, eventos y exposiciones individuales y colectivas en todo el mundo, como Madrid, Londres, París, Tokio, Buenos Aires, Tokio, Miami, Milan, Vicenza, Caracas, Punta del Este y Nueva York.
Tras un impasse de varias temporadas, el artista regresa a la escena cultural argentina con la presentación de una impactante colección de joyas que consisten en un juego 160 piezas que van desde aros, anillos, collares, pulseras y brazaletes de distintos colores diseñados en su mayoría en titanio, el metal favorito que utiliza para confeccionar sus trabajos que “enamoran” a simple vista.
Sus joyas además dialogarán con otras cuatro esculturas de su creación: una de hierro y acrílico de los años ‘70, otras dos de acero inoxidable de 1,80 metros de alto con detalles en titanio, y una impactante escultura-joya de aluminio con una geoda de amatista, denominada “Amethyst worship” (Veneración de una amatista). Por primera vez, Scornik fusionará una escultura con las piedras que suele confeccionar sus joyas en su primera exposición individual teniendo al titanio como protagonista.
“Con el titanio, con los colores, las joyas reviven y se mezclan con la piel”, añade el artista, ganador del Premio Konex 1982 en Artesanía. En esa ocasión, Scornik fue distinguido entre las cinco mejores figuras de la historia de las artes visuales argentinas.
Las nuevas joyas de Scornik
Entre sus principales creaciones se destaca una pulsera que hará juego con un collar en homenaje a la Torre Eiffel cuando residía en París. Ambas piezas son de plata. “Me pareció más adecuado hacerlo con este metal plateado porque le doy un color oscuro, empavonado, que está relacionado con el color original de la Torre Eiffel”, revela el artista.
También, se exhibirá una réplica del medallón que Scornik creó exclusivamente para regalárselo a la Reina Letizia de España con motivo de su boda con el Rey Felipe VI y en virtud del Quinto Centenario del descubrimiento de América. La pieza original de oro y platino diseñada por el artista, valuada en 20.000 dólares, se encuentra en el Palacio de la Zarzuela, en la capital española.
Y como broche de oro, habrá una vitrina exclusiva donde se exhibirá la “Colección María Kodama” (1937-2023), una de sus principales clientas, amiga personal de Scornik y también mecenas, una gran admiradora de sus trabajos. Las joyas de la viuda del célebre escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) fueron gentilmente cedidas por su familia y se expondrán por primera vez en Argentina.
El acto inaugural contará un vernissage y modelos que exhibirán sus más recientes creaciones. Además, habrá sorteos de joyas entre las presentes previsto para el cierre de la exposición, el próximo viernes 19 de diciembre a las 19.
“Escultor de joyas”
Ariel Scornik se define como un “artista autodidacta técnica y artísticamente”, dueño de una creatividad que no conoce límites. En cierta forma “heredó” un legado artístico familiar, ya que es sobrino de la prestigiosa escultora argentina Noemi Gerstein (1908-1996), aclamada por sus obras tanto en Argentina como en el resto del planeta. De hecho, una de sus esculturas marcó la inauguración oficial del Patio de Esculturas, en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Además de su reconocida tía escultora, su madre era dibujante y su padre, escritor y poeta. “Roberto, mi padre, falleció muy joven, cuando yo tenía dos años. Después, mi madre tuvo una relación de muchos años con el escritor y poeta español Lorenzo Varela.
Por eso, gran parte de su vida estuvo rodeado de artistas, ya que su hogar solía ser frecuentado por numerosos escritores como Ernesto Sabato, Rafael Alberti, Raúl González Tuñón y Luis Seoane, entre otros. “Me crie en un ambiente de arte”, revela.
Sus primeros contactos con el mundo del arte emergieron desde pequeño, con sólo 12 años pintaba cuadros al óleo. También realizaba pequeñas esculturas en arcilla y tallaba figuras bajorrelieve multicolor en madera que aún conserva en su casa-taller, en Olivos.
Al poco tiempo, descubrió el mundo de la creación de joyas de un modo meramente fortuito. “Cuando tenía 17 años tenía una novia de 15 que se llamaba Renata. Me regaló una traba-corbata pero no me gustaba”. El joven Scornik intentó limar la pieza: “quise hacerla lisita pero se salió el pinche”, recuerda.
“Entonces, la llevé a una joyería cerca de mi casa para que la suelden, pero no me daban bolilla. Pensaban: ‘qué le puedo cobrar a este pibe’. La quinta vez que fui me dijeron: “mirá, pibe, andá al taller que queda en la calle Cangallo en el segundo piso”’.
“Ese taller tenía un especto sucio y descuidado, pero me enamoré de lo que hacía el hombre. Le pregunté dónde se vendían las cosas. Luego compré las herramientas y me puse a trabajar sin saber hacer nada; solamente tenía mi habilidad manual. Soy un autodidacta total”,completa la anécdota.
Apenas comenzó a trabajar, Scornik abandonó la carrera de Arquitectura que ejercía en la UBA y se enamoró por completo de su oficio entrelazando piedras pulidas con metales en oro y plata, logrando crear un sinfín de piezas como anillos, collares, colgantes y pulseras de todo tipo. Así, se convirtió en un “escultor de joyas”.
El momento bisagra ocurrió a finales de los años ’60, cuando un primo lo invitó a pasar unas vacaciones de verano en Punta del Este.
Así lo recuerda: “Andrés Rascovsky es un primo mío, también psicoanalista. Había alquilado un departamento en Punta del Este con otro primo que, por problemas familiares, no pudo ir. Entonces, me llamó preguntándome si quería venir. Le dije: ‘no tengo dinero pero hice estas joyas’. “Dámelas, me las llevo a ver si te vendo algo”, me respondió. A la semana siguiente me llamó y me dijo: ‘te vendí todo. Vení’”.
De esta manera, Ariel Scornik comenzó a ganarse la vida como escultor de joyas. En los años ‘70, a sus creaciones las denominó “escultópticas” y en los ’80 pasó a diseñar piezas en acero inoxidable. Desde 2004 realiza joyas en titanio, metal que utiliza para realizar sus creaciones hasta la fecha.
“El titanio es muy interesante. Antes trabajaba con acero, que es muy noble, porque el acero pulido es brillante y blanco como el platino, pero el titanio es un metal más liviano y te permite jugar con otras cosas y ofrece una mayor variedad de colores”, afirma el ganador del Premio TIA 2003 (Titanium Innovative Artist) World Titanium Council, en Estados Unidos. Aquel galardón le marcó por siempre su carrera.

Las obras de Scornik sobresalieron en numerosas exposiciones colectivas e individuales en todo el mundo. Algunas piezas forman parte del Museo Moderno de la Ciudad de Buenos Aires y del Museo de la Joya de Arezzo, Italia mientras que otros diseños quedaron en poder de coleccionistas privados.
También lucieron sus joyas: la popular cantante Madonna, el actor español Antonio Banderas y la actriz británica-estadounidense Anya Taylor-Joy, quien vivió durante su infancia en Buenos Aires. Hasta el mismismo diseñador de modas francés, Pierre Cardin, quedó fascinado con las obras del escultor de joyas argentino, quien estuvo a punto de contratarlo.
“Mi fantasía en ese momento era trabajar en Argentina. No quería irme a vivir a París. Por eso no le di bolilla, no le contesté. Al día siguiente me fui a Londres”, comenta el artista argentino.
“Pero ahora, mirando muy a la distancia, me doy cuenta que no estaba preparado ni emocional ni técnicamente para hacer ese salto. Aprendí mucho más después, me formé más técnicamente. Hoy en día, con las joyas de titanio me iría volando a trabajar con él”, añade.
“Metales que cobran vida”, una exposición que reúne 160 piezas creadas por Scornik que combinan estilo, glamour y elegancia, con modelos que lucirán sus nuevos diseños rodeadas de esculturas también creadas por el propio artista acompañado por una inédita exhibición de la colección de joyas de María Kodama, siempre con el titanio como protagonista, en un megaevento que culminará el 19 de diciembre con un sorteo de joyas del artista entre las presentes.

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