Una reflexión sobre los nuevos abordajes terapéuticos en el marco del Día Mundial de la Salud Mental. ¿Se puede ser amigo del paciente? ¿Consultorio o sesión online funcionan del mismo modo? Mano a mano con Jeremías Aisenberg, “el psicólogo en zapatillas” que lleva el diván a las redes para romper todos los estereotipos. ¿Qué diría Freud si viviera?
Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. La fecha fue proclamada por la Federación Mundial para la Salud Mental en 1992 y busca difundir el conocimiento en la comunidad global sobre los temas críticos.
En ese marco, sentamos en el diván a Jeremías Aisenberg, el psicólogo – influencer multiplataforma que la rompe en Spotify, Instagram, TikTok para conocer su opinión sobre las terapias “descontracturadas”
Egresado de la UBA, con su estilo informal este profesional rompe los estereotipos de sus colegas haciendo la psicología más accesible en redes sociales
Además, es escritor y conduce un programa radial para captar la atención de cibernautas y, sobre las tablas, le pone ritmo de standup a las cuestiones de diván
“Quizás cuando entendí que era una fotocopia, vino lo genuino porque el estilo aparece cuando no lo buscás”, dice para presentarse en sociedad.
Sobre sus comienzos en estos nuevos canales, cuenta que “es muy difícil ser contemporáneo. No es que yo haya hecho algo, simplemente deje pasar lo que estaba pasando.
“Cuando nací no había internet. Hoy tengo 47 años y me entiendo mejor con los adolescentes que con la gente grande de mi edad. Quise sentar cabeza pero la cabeza no se quiere sentar”, ironiza
Aisenberg entiende que las redes pueden ser una oportunidad o una trampa y sostiene que todos los medios son importantes, mientras no sean usados como parche de terror.
“Hago contenido cuando estoy triste, angustiado, o solo. Producir es hacer del dolor una posibilidad. Todo mi contenido es real, por eso tiene llegada. Mi método está sujetado a la época. Yo escribo, hablo, genero contenido real. Lo que yo digo está apoyado en mis casi 20 años de clínica”, agrega.
El profesional señala que nunca habla desde un saber teórico: “Me parece que hay que conversar sobre cómo podemos ayudar a las personas que nos piden ayuda. Un Psicólogo es una función que tiene que acompañar a ese que nos consulta, para lograr sus objetivos, y no educar a la gente como si el Psicólogo pudiese dar clases de vida”.
“Todos buscamos vivir un poco mejor, dejar de sentir esa frustración constante, la impotencia de no poder resolver cuestiones que pensamos que para todo el mundo son cuestiones menores, habitando una especie de karma o destino imposible de cambiar. Las formas son lo de menos”, destaca
P: ¿Preferís consultorio o sesiones online?
J.A: Encontrarse en el consultorio no garantiza la presencialidad, así como hacer una sesión telefónica no la vuelve necesariamente virtual.
P: ¿Recibiste críticas de colegas por tu estilo?
J.A: No he recibido críticas de colegas ni las he hecho. Es más, cuando un colega me consulta por una derivación, le pido que no me cuente nada, prefiero escuchar a la persona. Sí he recibido algunas críticas indirectas por animarme a tener ese estilo propio del que hablaba antes. La crítica también es una oportunidad, así como lo son los debates.
P: ¿Qué opinás de los enfoques más tradicionales dentro de la psicología?
J.A: En este punto soy muy riguroso. Respeto cualquier disciplina, terapia, escuela o propuesta alternativa. Todos buscamos vivir un poco mejor, dejar de sentir esa frustración constante, la impotencia de no poder resolver cuestiones que pensamos que para todo el mundo son cuestiones menores, habitando una especie de karma o destino imposible de cambiar.
En suma, Aisenberg está convencido de que la psicología tiene mucho que ofrecer en el mundo digital. En lugar de ver las redes como una amenaza de banalización, las percibe como una herramienta poderosa para llegar a más personas. “Me preocupa más el miedo a lo ‘superficial’ que la supuesta banalización de la psicología. Los humanos somos banales, breves y virales”, sostiene, dejando claro que el contenido digital no tiene que ser profundo para ser significativo.