Reflexiones psicológicas sobre el significado actual del concepto de Madre en el marco de la celebración anual de su día
El escritor y licenciado en Psicología UBA (M.N:41347) Jeremías Aisenberg, señaló que “los mandatos culturales no cesan de preguntar por ese trámite ineludible que consiste en ser madre, mas allá de que hoy se pueda hablar con libertad de otras formas no biológicas de maternar porque “Madre”, en realidad, es un lugar”
“La madre es un asilo amoroso donde un prematuro puede convertirse en sujeto hablante, deseante”, precisó Aisenberg.
Y agregó que una madre es el refugio donde el cachorro humano podrá convertirse en una persona independiente
“En nuestra profesión, la Madre es una función a la cual le asignamos el nombre de tesoro de los significantes. Ella no solo brinda contención, protección, seguridad, sino que cumple el rol más importante para el ser humano: el lenguaje”, dijo.
“Desde mi perspectiva, no existe algo así como instinto materno. La adquisición del lenguaje que humaniza se produce de una forma bastante curiosa, diferente en cada caso, pero siempre dentro de ese monumental edificio que llamamos Madre”. añadió
El comienzo es totalmente arbitrario, azaroso, accidentado. El bebé llora, la madre dice “tiene hambre”. El bebé llora, la madre dice “tiene sueño”. El bebé llora, la madre dice “tiene gases”.
“¿Cómo sabe la madre el significado de cada llanto? ¿Es posible que una madre, primeriza o no, pueda decodificar un llanto en pedido?”, se preguntó el profesional
El cerebro humano tiene la capacidad de procesar datos desde su más temprana edad. Es así como la significación arbitraria de una madre, es codificada hasta aprender el tipo de llanto que tiene que utilizar para cuando quiere dormir, comer, o cuando sienta dolor abdominal.
Así comienza el lenguaje humano. El ser humano es mucho más elaborado de lo que quisiera.
Para Aisenberg, la maternidad como realización personal de una mujer, sigue liderando el podio.
“La Madre es algo sagrado. Hasta nuevo aviso, las destinadas a ocupar esa descomunal tarea son las mujeres. Biológicamente, son ellas las confinadas a una decisión trascendental. El accidente natural que le pone un coto al no tan evidente intento por parte del hombre, de ponerse en el lugar de una mujer al atravesar esta decisión clave para la humanidad”, dijo Aisenberg.
“La mujer, sea o madre o no, trae de fábrica una doble condición física. Poner el cuerpo, no es una metáfora, por más que los avances tecnológicos y culturales, no terminan de aflojar la cuerda de semejante decisión”, concluyó.