Por Mariano Serkin, CEO de Isla y especialista en gestión de negocios, estrategia, innovación y tecnología
Todos sabemos que lo racional cuando entramos a una red social es por ocio, para ‘textearse’ con otros usuarios o con la finalidad de consumir información, pero la tecnología con fines de negocio ha hecho lo propio, explorando estos detonadores de ‘logueo’ a las redes sociales y poder hacer de ellas, más que simples estancias de usuarios y volverlas en espacios de interacción, para que las marcas activen la publicidad y marketing que tienen a la mano.
Con extensas comunidades en cada una de estas plataformas, se han ido desarrollando diversos cánones de cómo presentarles campañas y estrategias de venta o lanzamiento de marca. El más antiguo de todos es el establecimiento del social media marketing, nodriza de la que se valen todos los recursos mercadológicos, cuando las marcas comenzaron a llegar a Facebook, Instagram, X (antes Twitter) y ahora a espacios como TikTok.
Dentro del social media marketing se ha llegado a la ‘tiktokificación’ de las marcas, consecuencia a una frenética adopción de estrategias y estilos de comunicación por parte de las empresas, que buscan conectar de manera más efectiva con los públicos de la plataforma.
Con mercadólogos cada vez más ocupados dentro de TikTok, conceptos como “Para Ti”, “Siguiendo”, “Live” o “For Business” ya están englobados en una sola palabra.
A la par del verbo vemos que existe una mayor búsqueda de acciones, con resultados dentro de esta plataforma, donde el marketing digital se montó en el trend de contenidos cortos, debido a la popularidad y el impacto multimillonario, por la cantidad de usuarios que se cuentan.
La dimensión que TikTok ha dado de su mundo lo ha numerado en mil millones de usuarios a nivel mundial, con 92% de ellos realizando acciones después de ver un video y un 37% que termina comprando.
La necesidad de pertenencia a la comunidad del scroll infinito es clara, cuando vemos a marcas como Duolingo, que convirtieron a Duo, el famoso búho de la marca, en un personaje permanente dentro de la plataforma.
Zaria Parvez, Senior Global Social Media Manager en Duolingo, incluso reconoció que el éxito de la presencia del búho en esta red social, es que al enterarse de los mil millones de usuarios en la plataforma, eso significaba que si las personas estaban en TikTok, no estaban en su App de idiomas.
Esto ha motivado a que surjan interesantes casos, donde las estrategias creativas se han actualizado e incluso han llevado los sabores de una marca a la plataforma. XXtra Flamin Hot, edición especial de los productos de Sabritas, logró que el hashtag #PokerFaceFH se convirtiera en un reto para resistir el picor y no realizar gestos que delataran las sensaciones al comer de la famosa botana.
La tiktokificación está calibrando a las estrategias de marketing y logrando fenómenos como el TikTok First, donde la intención de compra registrada por la app es de un 37% y una preferencia de marca de 38%. Todo esto declarado por la propia red social.
Cumplir con el consumer engagement que necesita una marca calibrada ante el fenómeno TikTok, lleva a reconocer que en estos espacios las audiencias no sólo conectan emocionalmente con las marcas, sino que también se integran activamente en el producto, trascendiendo su rol como simples objetivos publicitarios y colaborando en la cocreación junto a las empresas. Esto nos permite conceptualizar la relación entre plataformas de contenido, marcas y audiencias como un ecosistema interconectado.
Increíblemente, hemos pasado del tráfico peatonal en centros comerciales al scroll continuo, como la nueva norma para ser descubierto por los consumidores. Si como marca te estás preguntando cómo se hace una approach en la TikTok Economy, la respuesta es la misma que con tu producto en el mundo real: tu marca debe tener un mindset de “add value”, ya que esta vena es el principal atractivo de la plataforma.
El “capture value” ya no es la principal moneda de cambio en la era de los videos cortos, pues ante una menor oportunidad de tiempo para mostrarte como marca, la anticreatividad ya no es bienvenida.