La canción “ABLOH” ya estaba compuesta cuando mis hijos me escucharon y, sin que yo se los pidiera, empezaron a cantar conmigo con una versatilidad única que me sorprendió.
Me pidieron grabar la canción con ellos después de haber cumplido una condición que les puse, que era aprender a tocar el piano. Cuando les dije que íbamos al estudio, su felicidad fue uno de los momentos más hermosos de mi vida. Hacer feliz a un niño es una gran satisfacción.