Por Romina Chiffel, Coach Ontológica y Ejecutiva , líder de equipos comerciales de Remax Roble @rominachiffel
Una de las cosas que más me costó en mis inicios como emprendedora fue la capacidad de delegación de tareas. Tenía la falsa creencia de que yo hacía las cosas “mejor que nadie” y que era mucho más complejo controlar que hacerlas yo misma.
Esta es una creencia totalmente errónea que nos impide seguir creciendo y desarrollando nuestro negocio.
No me fue tan sencillo, pero al momento de planificar el crecimiento de mi profesional entendí que era inviable lograrlo si seguía desarrollando tareas de rutina y operativas en el 100 % de mi tiempo.
Pero DELEGAR no es un trabajo simple de realizar, y hacerlo efectivamente implica tener en cuenta varios factores:
1. Confianza en el equipo de trabajo que armamos para la realización de las tareas. Esas personas son las adecuadas para llevar a cabo la tarea? Confío en que su nivel de compromiso con la tarea va a tener una relación con lo que espero de ellas?
2. Proceso comunicacional adecuado: delegar efectivamente implica tener un proceso de realización de la tarea/ función. No podemos esperar que con una simple explicación otra persona entienda lo mismo que nosotros. Es importante establecer cuales son nuestras expectativas y la importancia que tiene la realización de la tarea encomendada.
3. ¡Bancar el error! Es muy probable que la primera vez que se realice no sea perfecta. Dar lugar a que las personas de nuestro equipo se equivoquen hace que la confianza sea mutua y se genere una buena sinergia laboral.
4. Hacer responsable del proceso a nuestro equipo, y que dispongan de margen de decisión y de autonomía dentro de lineamientos establecidos con anterioridad.
Tengo muy en claro que el nivel de crecimiento de nuestra empresa o emprendimiento está directamente relacionado con nuestra capacidad de delegar, armar equipos y liderarlos.