“En el Día de la Madre, quiero compartir una reflexión sobre la capacidad de las mujeres para transformar desafíos en oportunidades, para crecer desde el dolor y, sobre todo, para mantener intacto el amor propio a lo largo de ese viaje.”
Ser madre, ser mujer, ser empresaria: tres roles que muchas veces parecen incompatibles, pero que, en realidad, pueden convivir con amor, pasión y propósito.
Un hecho que cambió mi Destino
Mi historia personal me ha enseñado que la vida puede cambiar en un segundo. Un accidente inesperado no sólo me dejó sin el sustento económico que me había costado años construir, sino que también me enfrentó a un vacío emocional. Sin embargo, en ese momento de vulnerabilidad, descubrí algo esencial: cuando el destino te desafía, tienes dos opciones. Puedes rendirte, o podés reescribirte.
La primera lección que aprendí es que el amor propio es inquebrantable si te decides a cultivarlo. Perderlo todo no significa perderte a ti misma. Significa tener la oportunidad de reconstruir cada una de tus facetas: como mujer, como madre y como profesional. El amor propio es el cimiento que sostiene todo lo demás.
Amor Propio: La Fuerza que Nos Impulsa
A menudo, las mujeres sentimos que para ser exitosas en nuestros múltiples roles debemos sacrificarnos. Y claro, ser madre implica entrega, dedicación y, muchas veces, postergar tus propios sueños. Pero no debemos olvidar que solo podemos dar lo mejor a nuestros hijos si nos cuidamos a nosotras mismas. El amor propio no es egoísmo, es una necesidad.
Cuando logras amarte, respetarte y cuidarte, inspiras a quienes te rodean a hacer lo mismo. Ser madre es enseñar con el ejemplo. Es demostrarle a tus hijos que pueden soñar en grande, que el éxito no está reservado para unos pocos y que, sin importar las circunstancias, siempre tenemos el poder de decidir cómo responder ante la adversidad.
Desafié el Destino con Pasión y Propósito
Convertime en empresaria fue una forma de desafiar al destino y de demostrarme a mí misma que cada obstáculo puede ser una oportunidad disfrazada. Mi negocio no solo fue una salida laboral, sino un acto de creación y de expresión. Aprendí que emprender es, en muchos sentidos, como ser madre: ambos requieren paciencia, esfuerzo y, sobre todo, una visión clara de lo que quieres construir.
A todas las madres empresarias que hoy sienten que el camino es cuesta arriba, les digo que no se rindan. Los desafíos son inevitables, pero las herramientas para superarlos ya las tienes dentro de ti. Mantén vivo el amor propio, porque es el motor que te impulsará a seguir adelante.
Mujer, Madre y Empresaria: El Equilibrio es Posible
Ser madre no significa dejar de ser mujer, ni mucho menos dejar de ser una empresaria exitosa. Equilibrar estos roles no es fácil, pero es posible. Implica organización, sí, pero sobre todo implica una profunda conciencia de tus propias necesidades y deseos. No temas pedir ayuda, no temas decir que no, y sobre todo, no temas darte el lugar que te mereces.
Este Día de la Madre, te invito a abrazar cada uno de tus roles con amor y determinación. A entender que los límites solo existen en nuestra mente y que, con amor propio y pasión, podemos ser mujeres completas, madres extraordinarias y empresarias exitosas.
Por Alejandra Pujo CEO de la consultora Emoción en movimiento