Por la Dra. Julieta Quaglia Martínez – Médica, especialista en tocoginecología y medicina reproductiva de CEGYR – MN 178758
El yoga (del sánscrito yoga ‘unión’, योग en devanagari) es una disciplina tradicional espiritual, física y mental que conecta tanto el cuerpo como la mente a través de la consciencia en las respiraciones y el movimiento generando un estado de serenidad y equilibrio beneficiando a quienes lo practican en su salud física-psíquica y emocional.
Toda persona que comienza un tratamiento de fertilidad, independientemente del motivo y del sexo, se encuentra ante una situación de vulnerabilidad y probablemente ha transitado emociones de angustia e incertidumbre al introducirse en el mundo de la medicina reproductiva. Es clave, como profesionales de salud reproductiva, poder empatizar con estas emociones y priorizar su bienestar físico y emocional para emprender el camino con calma. Esta práctica es una herramienta fundamental para los pacientes ya que puede ayudarlos en el comienzo y el recorrido del tratamiento de fertilidad.
Sus beneficios se destacan ya que físicamente contribuye en mantener un estado físico saludable realizando actividades con el propio peso y equilibrio del mismo. Aporta serenidad y es un momento de pausa mental que logra un vínculo armonioso entre el cuerpo y la mente, resultando en un mejor estado de salud y una sensación de bienestar; siendo todos éstos recursos sumamente importantes para bajar el nivel de estrés y el impacto que este enemigo silente del ser humano tiene sobre cada una de nuestras células.
Algunos de los beneficios que se destacan son:
Mejora la circulación sanguínea favoreciendo la llegada de sangre a la pelvis, periné y genitales.
Favorece el drenaje linfático, siendo importante en el sistema inmunológico.
En el sistema endócrino, equilibra la regulación hormonal y favorece su correcto funcionamiento y pulsatilidad.
Mejora la digestión, el flujo sanguíneo al intestino y los malestares intestinales y gástricos.
Colabora en la reducción del estrés, sensación de calma mental y paz.
Aporta flexibilidad tanto física como mental.
Produce la liberación de endorfinas y serotoninas generando sensación de alegría y bienestar.
Además, una vez logrado el embarazo, todos estos beneficios tienen un impacto favorable en el feto, por tanto, se recomienda continuar esta práctica teniendo en cuenta las posturas recomendadas según cada trimestre, pero de manera continua durante todo el embarazo. Sin dudas genera beneficios físicos, flexibilidad, ayuda a tomar consciencia de la importancia del suelo pélvico y cuidarlo durante la gestación y en el puerperio y genera mejor flujo sanguíneo y beneficios al estar en estado de armonía para el bebé.
En conclusión, el yoga es una práctica que tiene más de 5.000 años y que ha demostrado ser una herramienta positiva para la salud de todas las personas a cualquier edad, permite mantener la mente en calma y actitud positiva, lo cual genera que el cuerpo se encuentre en mayor armonía y, en un tratamiento de reproducción asistida puede ser un gran aliada.