La oferta libre en las redes aumenta junto al riesgo potencial de adquirir productos no testados, inadecuadamente almacenados e incluso de procedencia desconocida. Hay una creciente población consumista de estética a la que hay que concientizar.
*Por la Dra. Marlen Bustillos (M.N. 94065), especialista en cirugía plástica, estética y reparadora con experiencia en quemados y heridas complejas.
El avance de la tecnología en comunicación social es una herramienta importante para la difusión y prevención de tratamientos médicos, pero también puede ser poco beneficiosa o dañina para la salud pública.
El exceso de información genera confusión y abre las puertas a un mercado paralelo no regularizado por entidades responsables de garantizar el buen uso de los productos y su responsable administración, especialmente en el ámbito de la estética.
En los últimos años, la demanda por parte de los paciente de estética aumentó potencialmente desde la aparición de los filtros fotográficos y el trabajo en redes, donde parece que estamos trabajando frente a un espejo y descubriendo defectos donde no hay.
La oferta libre en internet aumentan día a día junto al riesgo potencial de adquirir productos no testados, inadecuadamente almacenados e incluso de procedencia desconocida
No es extraño encontrar publicaciones de tratamientos en oferta, con descuentos y hasta de dos por uno. ¿Belleza es salud?
Laboratorios y distribuidores de insumos médicos como el ácido hialurónico y la toxina botulínica, venden a profesionales con matrículas registradas por la especialidad sin embargo llegan a consultar pacientes con complicaciones como infecciones, necrosis (muerte de tejido) falta de sensibilidad en la zona, etc. Cicatrices retráctiles dentro de las que se ven y aquellas que no vemos y se manifiestan a largo plazo como patología renal dentro de otras de menor importancia, son algunas de las consecuencias de la exposición a profesionales no aptos para esas intervenciones.
Si bien es difícil el control y la regularización del mercado paralelo -especialmente en internet- es fácil concientizar a la población consumista de estética con algunas claves:
- Todo tratamiento estético implica una intervención en el cuerpo humano. Siendo la piel el órgano que más poder de absorción posee y que todo lo que se administra pasa en cierto porcentaje al torrente sanguíneo, se sintetiza en hígado y elimina en riñones
- Es importante resaltar que aunque la publicidad diga que el tratamiento no es invasivo consideremos que el sólo hecho de pinchar -así sea con nano agujas y administrando microgotas de productos- ya es un tratamiento invasivo que se perfora la barrera natural del cuerpo, (la piel) provocando en algunos casos alergias, infecciones, necrosis en la piel y otras complicaciones
- Los reels con más likes no garantizan ni revelan la formación académica que tiene el profesional ni si realmente lo es.
La sobreabundancia de cursos cortos, virtuales y de rápida salida laboral que habilitan a realizar tratamientos estéticos son útiles para estudios teóricos y actualización de temas para profesionales ya formados y no para profesiones cortas como los técnicos en estética, y operadores de equipos de estética.
Encendamos la alerta. Detrás de llamativos anuncios se esconde un comercio oscuro de personas no profesionales que proponen efectos mágicos sin medir las consecuencias y arriesgando la vida de sus pacientes.